La semana pasada, Donald Trump, anunció su decisión de poner fin a los subsidios otorgados a las aseguradoras de cobertura sanitaria amparados en la actual ley de salud, lo que supone un gran revés para los mercados sanitarios. Esta medida se suma a la orden ejecutiva que relajaba algunos requisitos del ‘ObamaCare’, empezando así, por su cuenta, el desmantelamiento de esa ley de salud promulgada por su predecesor, Barack Obama, tras sucesivos fracasos republicanos para aprobar una nueva reforma en el Congreso de la Unión.

El ‘ObamaCare’ es una reforma de salud que extiende y mejora el acceso a los cuidados de salud. Las subvenciones de ese programa, que tienen un valor estimado de 7,000 millones de dólares este año y se pagan en cuotas mensuales, pueden detenerse casi de forma inmediata ya que el Congreso no ha aprobado fondos para el programa.

Por forzar el fracaso de ‘ObamaCare’, Donald Trump será aclamado por los conservadores dentro y fuera de Washington. Pero si los republicanos en el Congreso no pueden encontrar la forma de aprobar algún tipo de reemplazo significativo del plan de salud, esa alegría se convertirá en una fea mueca de desazón.

EL DATO

La derogación y sustitución del ‘ObamaCare’ fue una de las promesas de campaña de Trump, pero hasta ahora los Republicanos no han sido capaces de aprobar una nueva ley de salud en el Congreso de la Unión, aunque que tienen el control de ambas cámaras.