En su búsqueda de indocumentados, la oficina de Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) está explorando todas las bases de datos posibles con las que pueda detectarlos, para intervenirlos y arrestarlos.

Eso significa que la agencia federal podría acceder a la base de datos del FBI, que almacena al menos 56 millones de huellas dactilares de maestros, cuidadores de niños y personal de atención médica domiciliaria, entre otros empleos similares.

Los oficiales del ICE investigan los sitios de empleo en los que trabajan estas personas, además de auditar los formularios de empleo de los trabajadores, para captar irregularidades en su estatus migratorio.

El Departamento de Seguridad Nacional, lanzó en 2013 un programa para recibir ciertas huellas dactilares que los empleadores privados (y la policía) presentan al FBI para el control de antecedentes penales de sus empleados.

En la actualidad, la herramienta denominada Sistema de Gestión de Información de Respuesta Criminal Extranjera (ACRIMe) se sincroniza con la base de datos biométrica masiva del FBI para verificar la biometría de delincuentes registrados, individuos sujetos a verificación de antecedentes y otros detenidos por las autoridades, contra fugitivos de inmigración y criminales deportados.

El temor es que el ICE modifique el ACRIMe, con el consentimiento del FBI, para buscar antecedentes no-penales para todas las personas con visados vencidos.

Tradicionalmente, se proporcionan al FBI las huellas dactilares de trabajadores al cuidado de niños, de atención médica domiciliaria, de maestros y otros empleados, para compararlas en su base de datos con más de 70 millones de registros criminales; de esta forma los empleadores protegen a las poblaciones vulnerables de depredadores sexuales y otros abusadores.

EL DATO

El ICE no necesita que el IRS le comparta la información de determinados contribuyentes: la agencia de control migratorio podría arrestar a quienes han registrado un ITIN al momento de solicitar empleo