Cuando niño, no entrenaba con frutas ni vivió en una villa, como Pelé o Maradona. Tuvo carencias, pero no pobreza extrema. Un detalle lo marca como persona: su madre estuvo a punto de abortarlo porque no lo quería. Quizá por eso quiso demostrar su valía y los campos de fútbol fueron el escenario en el que lo haría. Y lo hizo. Cristiano Ronaldo destaca como futbolista de élite. Es el ejemplo de atleta-profesional de esta era moderna en la que el fútbol ha cobrado un protagonismo avasallador, como espectáculo y como negocio. Y si el fútbol es el gran negocio de este siglo, Cristiano Ronaldo es el producto más vistoso de las vitrinas.

Tiene salto, potencia, regate, gol, cabecea con fuerza, ordena en el campo, es rudo cuando debe serlo y no se desanima por las agresiones rivales o por los insultantes cánticos de las tribunas.

No hay un futbolista en el mundo que represente tanto a un cultura futbolística como Cristiano Ronaldo al Real Madrid. CR7 es espectacular y decisivo, individualista y polémico, porque el Real Madrid es así. Siempre fue así. Para quienes no lo sepan, el campeón de todo, el campeón frecuente, fue el Real Madrid hasta hace unos años. Por eso la polarización que provoca en los hinchas españoles y en todo el mundo.

Cristiano Ronaldo ha ganado casi todo como futbolista: tiene 4 Botas de Oro; 4 Balones de Oro; 1 Eurocopa. Con los clubes que defendió también ganó campeonatos locales e internacionales. Es también el goleador histórico de Portugal. Y el terror de los porteros que participan en la Champions League. Le falta ganar un Mundial para ser un titán de la talla de Pelé, Maradona, Ronaldo o Ronaldinho.

Al Real Madrid, Cristiano Ronaldo le costó 100 millones de dólares. Ocho años después, este es el saldo: CR7 tiene más goles anotados que partidos en el campo de juego: 400 en 389. Es la mejor inversión en la historia del Real Madrid.

¿Por qué cuesta tanto elogiar a esta gran figura del fútbol mundial? Quizá Martín Liberman, periodista de Fox Sports, defina bien el sentir de quienes lo critican por razones extrafutbolísticas: “Te molesta que (Cristiano Ronaldo) sea ‘fachero’, lindo, que tenga los abdominales marcados y que salga con la mujer que quiera. Deja eso a un lado. Es uno de los diez mejores de la historia. (…) Es un crack y hace goles en partidos decisivos. No hace goles en un clásico de Liga que no cambia nada, los hace en las semifinales y finales de Champions. No digo que sea mejor que Messi, pero sí está a la par”.

Si es un hecho que Cristiano Ronaldo es un futbolista total relevante e imprescindible, ¿Qué es lo que cae mal de CR7? ¿Que sea europeo? ¿Qué tenga personalidad? ¿Que sea moderno, que sea el mejor representantes del fútbol actual? Nuevamente, Liberman define como si fuera un penalty: “Que no te dé bronca si estás gordo y él es lindo. Yo le entrevisté personalmente. Me trató mucho mejor que Messi. Fue mucho más educado que muchos argentinos. Nadie puede lograr lo que él siendo sólo un producto de marketing. Es uno de los mejores delanteros de la historia, gana cien millones al año y debe tener mil. Tiene una fila de chicas, unos quince coches... ¡pero se lo ganó todo!”. ¿Será porque es soberbio? Liberman opina: “¿Quién dijo que Cristiano es más soberbio que Messi? Cristiano tiene una fundación, hace ayudas de caridad, es educado, bondadoso. Es muy fácil llamar soberbio a un tipo del que todos dicen que es un fenómeno. Es fácil inventar una historia y creérnosla”.

Si Cristiano Ronado fuera sudamericano, nadie dudaría sobre su influencia en el ranking de los mejores jugadores de la historia. La controversia que envuelve a CR7 acabará cuando el portugués se retire. Entonces habrá quienes digan “Por qué no prendí más seguido la tele”, “Por qué no lo grabé”. CR7 tiene 32 años. Está en la última parte de su brillante carrera. Disfrútalo. Aprecia el fútbol por el fútbol mismo, más allá de simpatías.