Jumpolín regresa a la César Chávez
Tania Del Ángel Pich | 7/13/2017, midnight
Los propietarios de Jumpolín, Sergio Lejarazu y su esposa Mónica Contreras, originarios de Guanajuato (México), sufrieron una gran pérdida cuando el edificio en el que estaba localizado su negocio fue derribado con sus pertenencias dentro. Sucedió el 12 de febrero del 2014. “Los propietarios nos mandaban cartas amenazantes para dejar el edificio pero nosotros teníamos un contrato firmado hasta junio de este año (2017); como no pudieron sacarnos del lugar con ninguna acción legal, consiguieron un permiso de la Ciudad para derrumbar el edificio, pero el gobierno local no sabía que estaba ocupado. Así fue como perdimos nuestro negocio y todo nuestro patrimonio”, recuerda Contreras.
El DATO
Jumpolín abrirá sus puertas el sábado 15 de julio en el 2605 E. César Chavez St. en Austin (TX 78702). Sus propietarios planean una inauguración formal a mediados de agosto.
Contreras asegura que desde entonces las cosas han sido muy difíciles, y que volver a comenzar no sería posible sin el apoyo de la comunidad y de sus fieles clientes. “No fue fácil comenzar de nuevo porque nos quedamos sin material de trabajo y sin un local para rentar. La calle Cesar Chávez se convirtió en una zona inalcanzable para un negocio como el de nosotros. Las rentas de los locales en esta calle se volvieron imposibles de pagar para nuestro presupuesto”, dice Contreras y agrega: “Luego de que perdimos todo, yo comencé a trabajar haciendo piñatas estos últimos dos años en el lugar donde próximamente abriremos la tienda, pero en mayo pasado la inquilina dejó el lugar y la propietaria de la tienda me ofreció el local por una renta razonable, así es como Jumpolín volverá abrir sus puertas”.
El nuevo local de Jumpolín estará ubicado a solo una milla del negocio anterior, que ahora es el estacionamiento del Blue Cat Café. “Estaremos ofreciendo los mismos servicios y productos que teníamos anteriormente: piñatas, dulces tradicionales de México, renta de mobiliario para fiestas, como mesas, sillas, decoración, inflables para brincar y mucho más”, asegura Contreras.
Mónica asegura que la nueva ubicación es mucho mejor: “Tendremos más espacio para poder mostrarle a nuestros clientes nuestra mercancía y nuestro mobiliario. El local anterior estaba muy pequeño y no podíamos tener muchas cosas en exposición”.
El nuevo objetivo de los propietarios de Jumpolín es servir tanto al mercado latino como al anglo. “Ya conocemos el gusto del hispano en la piñatería; ahora también queremos buscar algo que se adapte a las fiestas de los estadounidenses, que también han adoptado el uso de la piñata, aunque a ellos les gustan más pequeñas y con cuerdas. Esta vez queremos expandir nuestro mercado y contar con inventario para todos los gustos. También queremos informarles a nuestros clientes que mantendremos los precios que existen en el área porque no queremos afectar a la competencia ni a nuestros clientes”, concluye Mónica Contreras.