Narcotráfico crece y se afianza
Agencias / Cortesía | 7/6/2017, 9:29 a.m.
Mayo fue el mes más violento de los últimos 20 años desde que el gobierno mexicano empezó a registrar los homicidios: 2,186 personas fueron asesinadas. Todavía no se conocen las cifras de junio, pero para lo que va del año, hubo 9,916 homicidios. A este paso, México romperá el récord del ‘año más sangriento’ en este 2017.
Para comprender el origen del auge de estas masacres debemos remitirnos al sexenio que precede al actual gobierno. Fue en la administración de Felipe Calderón que la política de lucha contra el narcotráfico impulsó la idea de militarizar el conflicto con los cárteles para capturar a sus líderes con la esperanza de que esto debilitaría el negocio ilícito.
Lo que sucedió fue predecible porque lo mismo ha ocurrido cada vez que esta estrategia se ha impulsado (sea donde sea) en el hemisferio: Se incrementó la violencia y la corrupción, porque así responden los narcotraficantes al ser atacados. Y cuando algún capo (o capos) es capturado, se crea un vacío de poder que lo pelean violentamente entre sí los rivales del negocio. La lucha contra el narcotráfico que emprendió el expresidente Calderón fue un fracaso que los mexicanos rechazaron en las urnas dándole la espalda al PAN y ungiendo al PRI.
Los homicidios cayeron ligeramente a principios del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto. Pero su gobierno nunca abandonó la militarización del conflicto con los cárteles, por el contrario, volvió a echar mano dura. La estrategia coincidió con el aumento de consumo de heroína en Estados Unidos (una verdadera epidemia en ese país). México, fuente de la heroína que consume su vecino del norte, aumentó el cultivo de amapola en 160% del 2013 al 2014, y 64% el año siguiente, según la DEA.
El auge de la violencia también coincidió con la captura de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán en enero del 2016. Ese mes, el analista Ted Galen Carpenter predijo que se produciría más violencia, especialmente si el ‘Chapo’ terminaba en una cárcel estadounidense, lo cual sucedió un año después.
El cártel de Sinaloa llegó a controlar un porcentaje del mercado al por menor de drogas ilícitas en Estados Unidos, equivalente al porcentaje controlado por todos los otros cárteles mexicanos. Ahora, el vacío se está peleando y llenando de otras bandas criminales.
Entre ellas ha surgido el cártel Jalisco Nueva Generación, que parece ser todavía más despiadado que los otros cárteles que a su vez se ganaron la reputación de ser de los más crueles en toda la historia del narcotráfico hemisférico.
La política mexicana, junto con la política prohibicionista de Estados Unidos, no ha podido reducir ni el flujo ni el consumo de drogas, pero sí ha creado todo tipo de problemas sociales y políticos: de salud, de seguridad ciudadana, de estabilidad política y de integridad de las instituciones democráticas.
DEBE SABER
Enrique Peña Nieto llegó al poder en el 2012 prometiendo menos violencia y una política distinta hacia el crimen y el narcotráfico. Su antecesor, Felipe Calderón, había declarado la guerra contra los cárteles de drogas en diciembre del 2006. Desde entonces se dispararon los homicidios sin que el gobierno mexicano lograra reducir el flujo de drogas hacia Estados Unidos. El punto alto se dio en el 2011, cuando mataron a 22,900 mexicanos, más del doble
del 2007.