Hace una semana, el Senado de la Unión aprobó la reforma tributaria propuesta por Donald Trump. Aunque los detalles del plan de esta Cámara son diferentes de los aprobados previamente por la Cámara de Representantes, se espera que la esencia se mantenga cuando se armonicen ambas iniciativas para que Trump promulgue su primera gran reforma económica.

La propuesta supone la mayor reducción de impuestos de los últimos 30 años, pero amenaza con ocasionar un aumento del déficit presupuestario de casi 1.5 billones de dólares en los próximos 10 años, según la Oficina Presupuestal del Congreso.

El eje central de la reforma es reducir la tasa del Impuesto a la Renta corporativo de 35% al 20%, es decir, por debajo de las tasas aplicadas en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos​ (OCDE). El Senado prevé la rebaja para el 2019, mientras que la Cámara Baja la pretende para el próximo año.

La propuesta de la Cámara de Representantes exige acercarse a un sistema de tributación territorial, en el que Estados Unidos ya no grave los ingresos de las subsidiarias extranjeras de las empresas estadounidenses, y desincentive a estas últimas a llevar sus ingresos a jurisdicciones extranjeras con impuestos bajos. También plantea que las ganancias no repatriadas del exterior previamente se graven a una tasa preferencial del 12% y las ganancias reinvertidas en negocios activos al 5%. Se estima que esto generaría unos 200 mil millones en ingresos al fisco.

El presidente ha dicho varias veces que desea una reforma de impuestos que favorezca a los empleados estadounidenses y a sus familias. Según estimaciones de Goldman Sachs, la reforma de Trump aumentará el crecimiento económico en 0.3 puntos porcentuales en el 2018 y el 2019. Asimismo, para Bank of America, la reforma tributaria desencadenaría una apreciación del dólar en todo el mundo.

EL DATO

La reforma tributaria de Donald Trump no solo ha provocado la oposición de los Demócratas, que la ven como un beneficio para los más ricos, sino que también ha generado preocupación en la Unión Europea y de China por un eventual incumplimiento de la normativa tributaria internacional y por sus posibles efectos en los mercados