Mentores que cambian la vida de niños
Tania Del Ángel Pich | 8/17/2017, midnight
En 2007 inició el programa ‘Mentor Manor’ y desde entonces ha ayudado a cientos de niños en los quince campus del Distrito Escolar Independiente de Manor, a través de la búsqueda de mentores que los motivan a lograr sus objetivos académicos y los apoyan emocionalmente ante cualquier dificultad personal que el menor experimente en su vida.
Gracias a ‘Mentor Manor’, solo durante el pasado año escolar 2016/2017, cerca de doscientos estudiantes contaron con el apoyo de un mentor y, según Mayra A. Hernández, coordinadora del programa, se espera que las cifras aumenten en el nuevo ciclo escolar que está por comenzar.
EL DATO
Si desea ser mentor de algún menor o quiere más información sobre el programa ‘Mentor Manor’, comuníquese con Mayra A. Hernández llamando al (512) 278-4257. También puede enviarle un correo electrónico a la dirección mayra.hernandez@man…
“Convocamos adultos voluntarios de diferentes empresas, organizaciones religiosas y comunitarias, colegios, padres de familia, profesionistas en diferentes ramas, asociaciones de vecinos y en la comunidad en general, de Manor y Austin, para que establezcan una relación de amistad con un estudiante, para así lograr motivarlos académica y emocionalmente”, comenta Hernández.
El ‘Mentor Manor’ está diseñado para niños de segundo al doceavo grado. No existe un programa similar en otros distritos escolares del área. Los mentores deben comprometerse a visitar al estudiante asignado una vez a la semana durante, por lo menos, treinta minutos o una hora, en el almuerzo. “El objetivo del programa es ayudar a los niños que demuestren baja autoestima, que tengan problemas académicos o familiares, que hayan perdido algún miembro de la familia o a quienes se encuentren al amparo de alguna oficina de protección de menores. Todas esas circunstancias causan una baja en las calificaciones y les afecta emocional y socialmente. Los pequeños pueden ser referidos por sus padres, por algún maestro, consejeros, o por ellos mismos, ya que pueden solicitar un apoyo extra”, explica Hernández. Los mentores y los estudiantes son escogidos por la coordinadora Mayra A. Hernández, según su compatibilidad. “Los voluntarios deben llenar una aplicación para el ISD en línea; después, deben contestar un cuestionario sobre sus habilidades y gustos. Nosotros realizamos un entrenamiento en el que explicamos un punto importante: la confidencialidad. Todo lo que les platiquen a los niños es privado, a menos que exista un caso que necesite ser reportado a las autoridades. Nosotros compartimos el significado y los beneficios de ser mentor y la importancia que tiene para los menores”, dice Hernández y agrega: “Los mentores y los estudiantes se reúnen en un campus asignado. Los campus tienen una sala asignada especialmente para las reuniones en las que ambos podrán compartir el almuerzo, trabajar en las asignaciones de la escuela, practicar algún deporte o entablar conversaciones”.
Se necesitan más mentores
Hernández asegura que existe una gran necesidad de voluntarios para satisfacer la gran demanda de niños que requieren ser motivados. “Tengo adultos que han sido mentores del mismo niño por cinco o más años, pero se necesitan más voluntarios. Los que tenemos ahora no son suficientes: tengo cuarenta menores que esperan contar con un mentor durante el próximo ciclo escolar. Necesitamos mucho más apoyo de personas bilingües, ya que alrededor del 60% de los estudiantes son de origen hispano” dice la coordinadora de ‘Mentor Manor’.
El impacto que ha generado el programa en la vida de muchos niños ha sido muy significativo y trascendental, ya que los pequeños no tienen al lado a su mamá o papá, o simplemente porque viven circunstancias difíciles. “Soy mentora de una niña que no tiene a su madre en su vida. La pequeña está bajo la custodia de un familiar. La niña está muy agradecida conmigo y me dice que soy como su mamá; y aunque el trabajo de mentor no es sustituir a un padre o a una madre, es bonito saber que le estás demostrando a una persona que tú crees en él o en ella, y le das las herramientas necesarias para desarrollarse, algo que quizá carece en su hogar”, comparte Hernández.
TESTIMONIO.
Crecí en un hogar en el que mi padre solo curso ‘kínder’ porque tenía que trabajar para ayudar a mis abuelos. Mi madre solo llegó hasta el noveno grado porque quedó embarazada, así que crecí sin saber lo que era ir a la universidad. Con dificultades logré graduarme en la Universidad de Texas (UT) gracias a que mi mentora me abrió muchas puertas, me preparó para enfrentar la vida y hasta me dio la oportunidad de conocer otros países. Un mentor tiene la capacidad de cambiar la vida de un niño”.