Canibalismo es un rito de iniciación en las bandas narcotraficantes


Agencias / Cortesía | 8/3/2017, midnight
Canibalismo es un rito de iniciación en las bandas narcotraficantes
Bandas de narcotraficantes |

Las prácticas que imponen los grupos narcotraficantes en México cada vez demuestran ser más violentos, casi inhumanos. Sicarios capturados de los cárteles de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Zetas revelaron que el canibalismo es una práctica que se ha instaurado en estos grupos delictivos. Dos menores de edad, integrantes del primer cártel narraron a la Policía que para ser reclutados habían sido obligados a comer carne humana.

Esa declaración no es novedad. Juan Sánchez Limón, preso en Puente Grande (Jalisco), narró historias de antropofagia al periodista Jesús Lemus Barajas, las que publicó en su libro ‘Los malditos - Crónica Negra desde Puente Grande’. El libro cuenta que el abatido líder del cártel de los Zetas, Heriberto Lazcano, alias ‘El Lazca’, solía comer carne humana. “He visto que a ‘El Lazca’ le gusta comerla en tamales y cocida en limón, en tostadas, como si fuera carne tártara”, contó el sicario Sánchez Limón.

En otro pasaje del libro, Sánchez Limón cuenta: “He estado en reuniones en las que luego de enjuiciar a alguien y sentenciarlo a la pena de muerte, antes de ejecutarlo le ordena que se bañe a conciencia, incluso que se rasure todo el cuerpo, y lo deja que se desestrese por unas dos o tres horas; hasta les daba una botella de whisky para que se relajen mejor. Después ordena su muerte en forma rápida, para que no haya segregación de adrenalina y la carne no se ponga amarga ni dura”.

También se los fuman

Un expolicía ministerial de Tamaulipas contó al diario español El País que hace años un asesino guatemalteco perteneciente al cártel de los Zetas solía fumarse a sus víctimas. En declaración ministerial, este exagente cuyo nombre no fue revelado, declaró que el sicario incineraba los cuerpos de los que asesinaba. Las cenizas que dejaba eran envueltas en un paquete de marihuana que era fumado por el homicida. “Eso lo empezaron a hacer los kaibiles [soldados de élite del Ejército de Guatemala] que llegaron con Los Zetas. Se fumaban el espíritu del muerto y su fuerza”, dijo el exagente.

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