Lamar Odom, ex basquetbolista de la NBA, pasa por un momento crítico. Quien fuera campeón de la liga más importante del mundo dos veces con Los Ángeles Lakers (2009 y 2010) está sumido en el mundo de las drogas y el alcohol.

En declaraciones a la revista ‘Radar’, su padre, Joe Odom, dijo: “Puede morir en cualquier momento. Ahora sólo Dios puede salvarlo”. El progenitor de Odom recuerda que hace diez meses, cuando su hijo estuvo a punto de perder la vida por una sobredosis de heroína, entró en depresión, lo cual empeoró su condición.

La vida de Odom comenzó a verse perturbada cuando en el 2014 se separa de su esposa Khloé Kardashian. Mientras tramitaban el divorcio se filtró un video del jugador hablando de un acto de infidelidad. Ese mismo año fue despedido de los New York Knicks, su último equipo en la NBA.

Odom no es el primer jugador en pasar una situación tan difícil, especialmente económicamente. Dennis Rodman gastó casi todos los millones que tenía en fiestas desmesuradas. Es más, vivió una época en un ‘night club’ y pagaba casi un millón de dólares al año en la manutención de sus hijos.

Scottie Pippen amasó una fortuna de 120 millones de dólares pero realizó malas inversiones y perdió todo su dinero. Antoine Walker fue campeón del 2006 con el Miami Heat, pero tuvo empeñar su anillo para pagar sus deudas. Llegó a ganar 110 millones, pero lo gastó todo en el casino, juergas y coches. Allen Iverson tuvo una fortuna de casi 150 millones de dólares y lo gastó casi todo en joyas, ropa, entretenimiento y restaurantes. Ed Curry tuvo un contrato de 60 millones de dólares con los Knicks y otros equipos de la NBA, pero lo dilapidó todo en restaurantes y en amigos. Jason Caffey obtuvo 29 millones de dólares con los Chicago Bulls, pero los divorcios lo hicieron quebrar: tiene ocho hijos y todo su dinero se fue en la manutención. AGENCIAS