Vivimos en tiempos de mayor compromiso con la salud. Y en este país, en que la calidad de las comidas incide directamente en la salud de las personas, un cambio fue transcendental: el año pasado, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) prohibió totalmente el uso de las grasas trans (aceites parcialmente hidrogenados) en la industria de la alimentación de este país.

Las grasas parcialmente hidrogenadas se utilizan desde hace décadas en la producción industrial de alimentos. Antes se creía que eran más saludables que las grasas naturales saturadas, como la mantequilla. Numerosos estudios posteriores, sin embargo, han demostrado que el abuso de grasas ‘trans’ es incluso más perjudicial que el abuso de grasas saturadas. Para empezar, no sólo aporta lipoproteinas de baja densidad (lo que conocemos como colesterol malo), sino que reduce el porcentaje de lipoproteinas de alta densidad (colesterol bueno).

Entre los problemas de salud que causa el consumo excesivo de grasas ‘trans’, está la obesidad, el riesgo de padecer dolencias coronarias y vasculares, o diabetes de tipo II. Hasta se la ha relacionado con el deterioro cognitivo. Si el producto que usted ha comprado contiene aceite vegetal parcialmente hidrogenado, ese producto contiene grasas ‘trans’ y debe tirarlo a la basura.

La desaparición de las grasas ‘trans’ evitará 20,000 infartos de miocardio y 7,000 muertes por enfermedad cardiovascular al año. El Gobierno Federal prevé que la medida ahorrará a los ciudadanos 140,000 millones de dólares en gasto sanitario.