Los hijos desobedientes


La mala conducta indica problemas con las figuras de autoridad en la familia

REDACCION EL MUNDO | 11/10/2016, midnight
Los hijos desobedientes

La desobediencia de nuestros hijos puede tener muchas causas. Puede originarse por problemas del niño, niña o adolescente que es necesario reconocer y entender. Estas causas podrían estar relacionadas a su carácter, problemas en la escuela, con sus amigos, o a una relación difícil con papá o mamá. En algunos casos, la desobediencia se debe también a expectativas no razonables de los padres, al uso de estrategias de acercamiento a los hijos no adecuados, a los malos modelos que el hijo o hija imita, o a la poca comunicación y a la falta de acuerdos entre ambos.

EL DATO

La desobediencia de nuestros hijos es también evidencia de la existencia de un conflicto con las figuras de autoridad que lo rodean, sobre todo en la casa, especialmente con los padres. No es un problema sólo de los hijos, sino también de los padres, es un problema de la familia, de la crianza y el manejo de los límites y la autoridad.

Los hijos desobedientes usualmente han tenido un patrón similar a través del tiempo en las diferentes etapas de desarrollo, en algunos casos incluso desde los primeros años. La terquedad, el no escuchar, la actitud confrontacional, el constante desafío y la oposición perenne en diversos grados, son sólo algunas de las características de cómo se puede manifestar la desobediencia en los niños y adolescentes.

¿Cómo afrontar la desobediencia de nuestros hijos? En primer lugar, los padres deben analizar las cosas, aceptar y tomar conciencia que en la familia hay dificultades de obediencia y, por tanto, son problemas con las figuras de autoridad. También hay que tomar conciencia que si hay problemas de autoridad en la familia, estos problemas se replicarán en los otros ámbitos donde los hijos se desenvuelven, con otras figuras de autoridad. Una vez que se toma conciencia del problema, se debe identificar dónde y cómo se da la desobediencia para conversar con el hijo y lograr que él o ella también tome conciencia de la situación.

De este modo, los padres tomarán acuerdos para frenar, corregir y poner límites a estos comportamientos negativos, quedando muy claro que tienen que darse cambios en los padres y en los hijos. Estos procesos son tediosos, lentos, requieren de mucha comunicación, análisis de cómo se van dando las cosas día a día, por lo tanto requieren de los padres, cantidad y calidad de tiempo y comunicación, a la par de paciencia y tolerancia. En caso de no lograr cambios en un tiempo razonable, es importante considerar la necesidad de ayuda profesional.

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