La cantidad de veces que uno tiene intimidad contribuye a la satisfacción de la relación de pareja a largo plazo. Estudios en sexología concluyen que una pareja debería tener relaciones sexuales todos los días para sentirse más feliz, menos enojada y sobretodo menos estresada. Ese es el ideal, pero no es real. La mayoría de las personas disfruta de una frecuencia amatoria casi diaria al inicio de las relaciones y luego pasa a niveles más realistas: una vez a la semana, al menos, ya que tener sexo todos los días resulta muy difícil para las personas que trabajan intensamente.

El deseo sexual depende de muchos factores: si la pareja no tiene hijos, si tiene buena salud, si pasa por un gran momento en su relación. También hay que considerar el estado físico, el estado de la relación, el descanso, los medicamentos y los niveles de estrés. Todos esos factores afectan la líbido de la persona.