Es un verdadero martirio tener una persona tóxica al lado, y mucho más si es tu pareja. Es comprensible que a veces nos entre la irritabilidad o negatividad cuando hacemos algunas cosas, somos seres humanos y tenemos sentimientos. El problema surge cuando es constante y empieza a afectar a las personas que amamos. Tal vez no nos demos cuenta de que somos las ‘manzanas podridas’ del cuento, eso no significa que no podamos cambiar. Al contrario, al conocer nuestros errores, podemos iniciar el cambio.

El primer paso para saber si somos los tóxicos en la relación es preguntarnos si odiamos muchas cosas de nuestra pareja. Criticar frecuentemente lo que hace, cómo viste, cómo come, a sus amistades, a su familia, no nos llevará a ningún lado, solo mermará la relación haciéndola una pesadilla. Analiza la situación y deja de juzgar tanto.

Después, responde ¿te pones agresiva muy rápido? Es normal molestarse de vez en cuando, pero si todo el tiempo estás con mal carácter y humor es muy probable que intoxiques también a tu pareja y la irrites tanto que pueden llegar a los gritos. No discutas por pequeñeces, mejor preocúpate por pasar momentos agradables junto a tu pareja.

Siempre quieres tus opiniones o ideas sean las que rijan la relación. Te niegas a aceptar que están mal o que pueden mejorarse. Si muestras esa conducta autoritaria y manipuladora, para qué quieres una pareja al lado. La idea es que vayan juntos por la vida, que ambos se escuchen y lleguen a un acuerdo.

¿Te haces la víctima cuando no hacen lo que quieres? Esta es la carta preferida de cualquier persona tóxica. Es su ‘as’ bajo la manga. Recurre al llanto y la lamentación con el único propósito de hacer sentir mal a su pareja. ¿Qué ganas con eso? Nada.

Lo último son los celos extremos. Ser demasiado territorial con tu pareja no es conveniente para ninguno. Esa actitud proyecta tu inseguridad y baja autoestima. Cuando ambos se demuestran amor y respeto, no hay de qué temer. Deja los celos de lado y vive intensamente junto al ser amado. AGENCIAS