El pasado 16 de abril, un terremoto de 7.8 grados de magnitud sacudió una localidad costera de Ecuador y acabó con la vida de 660 personas, dejando centenares de desaparecidos, miles de heridos y muchas familias damnificadas y vulnerables. De inmediato el gobierno de ese país invocó por la ayuda internacional para afrontar la tragedia. Y en Austin respondieron con un alto grado de fraternidad.

Estudiantes de la Universidad de Texas junto con la organización Ecuatorianos en Austin celebró una actividad el pasado 1 de mayo con la finalidad de recaudar fondos y ayudar a las víctimas del terrible desastre natural.

“No dormí una semana pensando en cómo ayudar desde aquí. Me sentía impotente. Hablando con varios amigos nació la idea de juntarnos y movilizarnos para recaudar dinero y enviarlo a nuestros paisanos que se quedaron sin nada”, dice André Vitare, estudiante ecuatoriano de ingeniería en la Universidad de Austin.