Con sabor nacional para ganar


La mayoría de selecciones nacionales logró cosas importantes cada vez que fue dirigida por un DT local. Las excepciones son pocas

Pedro Albundia | 6/23/2016, midnight
Con sabor nacional para ganar

Las selecciones latinoamericanas más fuertes, Brasil y Argentina, han tenido siempre a un director técnico nacional que las dirija. Y ambas son de las más exitosas del mundo, con un prestigio bien ganado. No es un nacionalismo exacerbado ni patrioterismo barato ni mucho menos una sibilina demostración de xenofobia.

Brasil nunca fue dirigido por un extranjero. Lo del argentino Filpo Núñez no cuenta, ya que ‘dirigió’ al equipo un solo día.

Las cinco veces que los brasileños se alzaron con la Copa del Mundo fueron dirigidos por un nacional. Igual sucedió las cuatro veces que se coronaron en la Copa Confederaciones. O las ocho veces que levantaron el trofeo de campeón en la Copa América.

Argentina siempre tuvo directores técnicos nacionales. Las dos veces que ganó la Copa Mundial, la selección argentina fue dirigida por un argentino: César Luis Menotti (1978) y Carlos Salvador Bilardo (1986). También fueron destacadas las épocas de Alfio Basile, Daniel Passarella y José Pekerman. El ‘secreto’ de la Federación argentina es mantener en el cargo a un solo entrenador por proceso clasificatorio o mundialista, eso le da continuidad a un sistema de juego. Y ese entrenador es siempre nacional.

EL DATO

Los mejores momentos de la selección mexicana se dieron con los mexicanos Manuel Lapuente, Miguel Mejía Barón y Javier Aguirre. La afición mexicana debe recordar innumerables tardes de gloria en esas tres eras. Algunos chispazos con Hugo Sánchez y Miguel Herrera. En las épocas de ‘vacas flacas’ de la selección mexicana, destacan los procesos del sueco Sven-Göran Eriksson (2008-2009) y del argentino Ricardo La Volpe (2002-2006) como directores técnicos del equipo.

Colombia tuvo su nivel más elevado futbolísticamente cuando fue dirigido por Francisco ‘Pacho’ Maturana, que tenía a jugadores iluminados como Carlos Valderrama, Freddy Rincón, Faustino Asprilla, Adolfo Valencia y muchos otros poetas del balón. Pasada la ‘era Maturana’, el fútbol colombiano siguió creciendo bajo la batuta de otro colombiano: Hernán Darío Gómez. Al ‘Bolillo’ lo sucedió el exvolante Leonel Álvarez (también colombiano), hasta que finalmente la Federación colombiana se inclinó por un cambio de estilo para recuperar el brillo que se estaba opacando en la selección. Así llegó el argentino José Pekerman en 2012.

Otra selección sudamericana que alguna vez tuvo un estilo de juego definido y característico es la selección peruana. En sus mejores épocas, Perú tuvo entrenadores nacionales o brasileños. En aquellos buenos tiempos (décadas de los sesentas, setentas y hasta mediados de los ochentas), Perú y Brasil jugaban parecido: pelota al piso, pase corto y certero, elegancia, rapidez, juego vistoso. Ahora Perú no es ni la sombra de lo que fue. Su selección oscila entre entrenadores de cualquier nacionalidad, menos la peruana. Algo más: Perú no asiste a un Mundial desde España ‘82, y es curioso que cuando más cerca estuvo de regresar a una cita mundialista fue cuando dirigía al equipo un peruano: Juan Carlos Oblitas, en las eliminatorias al Mundial Francia ‘98.

Venezuela no ha clasificado nunca a un Mundial porque la selección de fútbol no fue prioridad en un país que delira más por el béisbol; pero a partir del 2007 la historia cambió de la mano del merideño Richard Páez, quien puso las bases de una ‘Vinotinto’ que, desde entonces y hasta la fecha, ha perdido intensidad por breves lapsos pero no ha vuelto a ser la ‘Cenicienta’ de Sudamérica. Actualmente, la selección llanera es dirigida por otro venezolano: el exportero Rafael Dudamel, responsable de un combinado que moralmente está destrozado por la situación económica y social del país, pero que demostró pundonor y entrega en la Copa América Centenario.

Cada vez que Uruguay ganó algo importante, por ejemplo, dos copas del mundo (1930 y 1950); o los quince trofeos de campeón de Copa América, siempre fue dirigido por un nacional.

Paraguay y Ecuador han tenido escuelas mixtas durante las dos décadas más recientes, con resultados buenos y otros para el olvido.

La única vez que Bolivia clasificó a un Mundial fue al de Estados Unidos ‘94 gracias al español Xabier Azkargorta (alguna vez entrenador del Guadalajara). No siempre un DT extranjero es la solución. Los resultados dependen de varios factores.

La selección chilena es una excepción interesante. Desde Marcelo Bielsa, el director técnico que revolucionó a la selección nacional de ese país, pasando por Jorge Sampaoli, con quien ganaron el título de la Copa América 2015, hasta Juan Antonio Pizzi, actual DT de Chile, todos los DT han sido argentinos. Todos continuaron con el trabajo del predecesor. La época dorada del fútbol chileno es reflejo de la escuela argentina.

¿Debe el entrenador de una selección nacional de fútbol conocer la idiosincrasia de los futbolistas que dirige? Usted, querido lector, sacará sus propias conclusiones.

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