A un mes de la ausencia de Uber y Lyft en las calles de Austin, decenas de personas se reunieron frente al City Hall y manifestaron su disconformidad con las autoridades y pidieron la reanudación de las operaciones de dichas empresas.

“Decid[i protestar al entender que más de diez mil personas perdieron su trabajo y que, así como ellos, muchas personas de nuestra comunidad están afectados porque dependían de este medio de transporte”, comenta Samantha Anne, activista y residente de Austin.

Y es que en diciembre del 2015 el ayuntamiento de Austin aprobó una ordenanza que sometía a las compañías y conductores de Uber y Lyft a regulaciones estrictas, entre ellas la verificación de huellas dactilares y antecedentes criminales; además, las obligaba al cumplimiento de dos requisitos indispensables: colocar los logotipos de las empresas en los vehículos y tener paraderos específicos para recoger y dejar a los pasajeros.

Uber y Lyft no aceptaron esas condiciones. Para estas compañías, la verificación de huellas dactilares significaba el uso de un presupuesto que no tenían contemplado, lo cual provocaría la disminución de personal. Con más de 20 mil firmas, ambas empresas presentaron la ‘Proposition 1’, que se oponía a la ordenanza de la Ciudad, para que se decidiera en elecciones populares.

Desafortunadamente para sus intereses, el 7 de mayo pasado el ‘no’ a la proposición ganó con el 56% de los votos. El resultado motivó a la suspensión del servicio de dichas empresas.

La joven activista organizará otra protesta pública en julio próximo y pide el apoyo de la comunidad para que las autoridades de Austin comprendan realmente la manera en que esta regulación afecta a los residentes de la capital texana y ciudades vecinas. “Mientras no se encuentre una solución para que la gente que quedó desempleada obtenga un trabajo estable o medio de transporte, no vamos a parar esta pelea”, advirtió Samantha a El Mundo Newspaper.