La artritis reumatoide es una enfermedad catalogada como degenerativa y discapacitante. Puede ser detonada por el estrés o la ansiedad y llega a ser mortal. Aunque suele afectar a personas de entre 35 y 45 años, también se puede presentar en hombres y mujeres de cualquier edad.

Los síntomas básicamente empiezan con dolor articular, rigidez matutina, que suele durar media hora, entumecimiento general en manos y pies. Conforme pasa el tiempo, el entumecimiento puede afectar otras partes del cuerpo, como las muñecas, rodillas. En algunos casos genera inapetencia y otros síntomas sistémicos.

La artritis reumatoide no se puede curar, pero sí controlar. Es un mal crónico y, al serlo, puede afectar algunos órganos que más adelante pueden producir algunas complicaciones renales, en el corazón y, en esos escenarios, sí es potencialmente mortal.

Ahora existen estos medicamentos nuevos, terapias biológicas, aunque también las hay sintéticas, y terapias alternativas, fármacos dirigidos específicamente contra la enfermedad que consiguen evitar las secuelas.

El tratamiento consiste en bajar la inflación, aplicar corticoides y modificadores sintéticos. Cuando el tratamiento controla la artritis, la persona se puede se reincorporar a su vida habitual.