El miedo es una reacción natural de nuestro organismo ante una situación de peligro para que podamos huir o evitarlas. En cambio, un fobia es un miedo más fuerte , ya que está asociado a un trauma de pequeño o de adulto, el cual provoca una extrema sensación de ansiedad y desesperación ante la fuente de miedo.

Si tienes un miedo terrible a la oscuridad, a la presencia de los gatos, a un grupo de círculos o de formas redondeadas o al hecho de que estés en un espacio cerrado con la sensación de asfixia, padeces de alguna fobia. Por lo general una fobia está asociada a una situación, objeto o animal, que no necesariamente representan un peligro inminente o fatal para el individuo.

Existen varios tipos de fobias. La más común es la fobia social, que hace que la persona tenga miedo de sentirse incómodo frente a otras personas. La claustrofobia es el temor de encontrarse en un espacio cerrado, como un ascensor, un túnel o un avión. La aracnofobia es el temor a las arañas; mientras que la ablutofobia es el temor a lavarse, o a tomar un baño o una ducha. Existen tantas fobias como existen objetos y situaciones.

Una persona que padezca de alguna fobia usualmente tiene conciencia de su padecimiento. Si conoces a alguien que la padece y hablas con ella de aquello que le causa fobia, entenderás que es un miedo irracional, que nos descalifica a la persona, pero sí le hace daño.

La fobias no desaparecen en la mente del individuo, se superan con el tiempo y mucha paciencia (y hasta con terapia, en algunos casos). Una forma de sobrellevarlo es aprender técnicas de respiración. Otra manera de superar una fobia es enfrentarla, pero para eso primero debes saber el origen de la fobia.

Lo más recomendable es que realices una consulta con un psicólogo, ya que él sabe del tema y te podrá guiar paso a paso en todo el proceso.