Oscar Santiago (37) fue condenado a 31 días de prisión, de los cuales estuvo encarcelado una semana. El motivo por el que lo encerraron fue no pagar cinco multas de tráfico. “Si el abogado no hubiera intervenido, me hubiera quedado ahí por un mes. Yo debía alrededor de dos mil dólares en multas a la Ciudad de Austin; dos de ellas eran recientes y las otras tres hacía más de cinco años que las tenía. Una de las multas fue por falta de luces; otra por pasarme un alto y las otras por exceso de velocidad; todas ellas acompañadas por la falta de licencia de conducir”, declara Santiago.

Terminar en la cárcel no es algo que haya aceptado de buena gana. “Hay una gran diferencia entre los que no quieren pagar las multas y quienes no pueden pagarlas”, dice Santiago y agrega: “La primera vez que estuve frente al juez llegué a un acuerdo con la Corte para pagar 150 dólares por mes y así lo hice por cuatro meses seguidos, hasta que mi esposa se enfermó, perdió su empleo y mi trabajo como pintor de casas no me alcanzaba para cubrir todos los gastos de la casa. Fue entonces que opté por dejar de pagar las mensualidades”.

Por su parte, el abogado O’Keefe Cowel, quien está a cargo del caso del señor Santiago, dice que los jueces no investigan a fondo la situación económica de los detenidos. “Es inconstitucional mandar a alguien a la cárcel por ser pobre; los jueces no indagan lo suficiente para saber si los detenidos en realidad tienen suficiente solvencia económica para pagar sus multas”, dice Cowel y agrega: “Las infracciones de tránsito, como el exceso de velocidad, dar vueltas en lugares prohibidos o que no se respeten debidamente los señalamientos de tráfico, no son violaciones que necesiten encarcelamiento, son penas civiles”.

El señor Santiago considera que el juez fue injusto con él ya que sólo le preguntó si contaba con empleo. “Yo le contesté que sí tenía trabajo, pero esa fue la única pregunta. En realidad, el juez no sabía a qué me dedicaba y si en aquel momento podía hacer los pagos mensuales. Durante mi encierro en la cárcel perdí mi empleo; la salud de mi esposa se deterioró y no teníamos cómo pagar la renta ni cómo solventar los gastos de la casa”.

Hasta el momento, Óscar Santiago se encuentra pagando sus deudas con la Ciudad de Austin a través de trabajo comunitario, algo que hace desde mes y medio. “Tengo que hacer 51 horas trabajando en la siembra de hortalizas; cosechas de verduras y limpia de terrenos”, dice. El abogado O’Keefe Cowel añade: “Posiblemente terminando su servicio comunitario el caso quedará cerrado.

Es importante señalar que la oferta de pagar infracciones mediante servicios a la comunidad es ideal y en este caso lo logramos cuando Equal Justice Center intervino. Sin embargo, ésta puede y debe ser una alternativa que se le debe ofrecer a los infractores de bajos recursos que no tienen los medios para pagar sus multas”.