El fentanilo, que es usado legalmente (en México y en Estados Unidos) para tratar el dolor crónico en pacientes terminales, se ha convertido en la favorita de los cárteles mexicanos, ya que les genera un gran margen de ganancias.

Y es que el fentanilo puede fabricarse en un laboratorio sin los riesgos que conlleva tener que plantar, cosechar y procesar la amapola. El fentanilo procesado es considerado una droga ‘dura’. Una sobredosis accidental de fentanilo procesado puede causar una sensación de euforia entre 50 y 100 veces cuando los narcotraficantes mexicanos la mezclan con la heroína. Tan solo dos miligramos de fentanilo procesado pueden causar la muerte en la mayoría de la gente.

Finalmente, cuando un traficante mexicano mezcla el fentanilo con otras sustancias que típicamente no son drogas ilegales llega a producir 15 kilos de ‘heroína’ u otro tipo de droga para la venta de minoristas callejeros. Ese es el gran temor de las autoridades estadounidenses: su maleabilidad. Y que un kilo de fentanilo procesado puede costar aproximadamente 1.35 millones de dólares.