Pensada para mermar la capacidad del gobierno cubano por retener a sus profesionales más calificados, el Congreso de la Unión aprobó en 1966 la Ley de Ajuste Cubano, que concede (durante un año) un permiso de estadía y trabajo a los cubanos que lleguen a este país, los cuales califican también para obtener la residencia permanente. Dada la regularización de las relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, esta ley ya no se justificaría y podría ser derogada en el mediano plazo.

La incertidumbre respecto de un probable cambio en las condiciones migratorias favorables, hizo que miles de ellos busquen cualquier camino para llegar a Estados Unidos. El primer paso fue llegar a distintos países latinoamericanos para, desde allí, emigrar en masa hacia el norte.

Debido a la presión del gobierno cubano, la estrategia fue conjurada: Nicaragua no permite ahora el ingreso de cubanos a su territorio; Ecuador les exige visa; Costa Rica les impone condiciones más estrictas e investiga al milímetro a los sospechosos de trafico de personas. Panamá igual. La situación es tan crítica que el gobierno costarricense amenazó con separarse del Sistema de Integración de Centroamérica si no se adoptaban decisiones inmediatas que permitieran superar el problema migratorio.

La solución temporal a este problema la puso México, cuyo gobierno convocó a una reunión de urgencia, de la cual se llegó al siguiente acuerdo: establecer un sistema provisional de traslados (vía autobuses o aviones) hasta la frontera entre México y Guatemala o hasta la frontera de México con Estados Unidos. El plan rige sólo para los casi ocho mil migrantes cubanos atascados en diversos países centroamericanos pero no para los nuevos viajeros de ese país.

El pasado 12 de enero inició el “plan piloto”: 180 cubanos fueron trasladados (por avión) de Costa Rica a San Salvador (El Salvador). Desde territorio salvadoreño continuaron su viaje (en autobús) hasta la frontera norte de México. Los viajes de miles de migrantes cubanos continuarán en los próximos meses.

El éxodo cubano y la llegada masiva de centroamericanos presentan un panorama complicado y abrumador para las autoridades estadounidenses, que critican abiertamente las facilidades que los países latinoamericanos están concediendo a los nacionales de Cuba, los únicos que recibirán documentación legal inmediata apenas lleguen a este país. Los demás (centroamericanos, sudamericanos y mexicanos) serán repatriados rápidamente.