“Somos una organización que busca romper el aislamiento de las mujeres detenidas en los centros como el T. Don Hutto a través de visitas que tienen el propósito de hacerles sentir que tienen alguien con quien hablar y que hay alguien afuera que desea saber cómo están”, explica Alejandro Cáceres, immigration organizer de Grassroots Leadership.

Él también forma parte del programa de visitas a mujeres detenidas. El programa se maneja en asociación con el Instituto de Justicia Social de la Universidad de Texas y la organización Texas Unidos por las Familias (Texans United for Families).

La posición de esta organización sin fines de lucro es contraria a la industria de las cárceles privadas, como llaman a los centros de detención migratorios, un sistema que ha resultado ser un negocio que mueve mucho dinero. Cáceres explica: “El costo de tener una persona detenida es de aproximadamente $117 diarios por persona en centros de detención”.

Todas las personas que se unan voluntariamente al ‘Programa de Visitas a Inmigrantes’ reciben una explicación de cómo funciona la industria de las prisiones privadas y los centros de detención del país, y una visión general de las leyes migratorias y de la justicia penal. La capacitación también cuenta con una comprensión del proceso de detención y la importancia de las visitas a los prisioneros y el apoyo moral que esto representa para ellos.

Estas charlas son sólo el primer paso para aprender un poco sobre el sistema de detención migratoria y sirven para inspirar a otras personas u organizaciones a formar un programa similar en sus comunidades.

Grassroots Leadership invita a la comunidad a unirse a la causa: “Si su congregación o comunidad está preocupada por el encarcelamiento de los inmigrantes indocumentados, podemos ayudarle a crear un programa de visitas en su área. Le ayudaremos a hacer las preguntas correctas acerca de las instalaciones que se encuentran en su entorno y cuáles autoridades (municipales, del condado, federales o de ICE) las gestionan”.