Muchas madres se preocupan cuando ven que sus hijos son más bajitos que sus compañeros de la escuela; sin embargo, esto no debe ser motivo de desesperación.

Hay tres causas por las que un niño o niña no crece. La primera es el factor genético. Si tú o tu esposo y sus respectivas familias son de talla baja, es normal que tu hijo también lo sea.

La segunda es por alteraciones en la hormona de crecimiento y la tercera por problemas en la tiroides (hipotiroidismo). Estos dos últimos pueden afectar a cualquier niño, pero si son tratados a tiempo, no repercutirán negativamente en el desarrollo del menor.

Si tienes sospechas de que algo no está bien en el crecimiento de tu hijo o hija, llévalo(a) a un endocrinólogo para que le practique un examen de la hormona de crecimiento y tiroides.

Si se detecta una alteración, la puedes corregir con inyecciones de la hormona de crecimiento, que se aplican a diario durante uno o dos años, o con la hormona tiroides, que estabiliza al pequeño y le permite un mejor desarrollo. La expectativa de crecimiento suele ser de dos o tres centímetros más de lo que normalmente hubiese podido crecer.

Posteriormente, aliméntalo de manera saludable con proteínas (carne, queso, huevo y leche), vitaminas y minerales (frutas y verduras) y carbohidratos (arroz y tubérculos). La mala alimentación no repercute en el tamaño de manera inmediata, pero sí se evidencia al cabo de unos tres años con poca talla. TC