Cuando Iván llegó desde Ciudad de México, sabía que quería continuar con su sueño de tener uno de los mejores ‘sonidos’ de la ciudad y convertirse en un nombre clave en los grandes eventos. Poco a poco fue trabajando para cumplir esa meta. Sin embargo, una grave enfermedad lo tiene postrado y su familia teme lo peor.

“Siempre ha estado lleno de energía y alegría, eso me enamoró de él”, dice Jazmín Sesmas, con quien comenzó una relación hace cinco años. Jazmín era madre soltera cuando conoció a Iván, quien no dudó en convertirse en padre del pequeño Nathan (7). Posteriormente, la familia creció con la llegada de la dulce Emily (4).

Una familia joven, llena de metas por cumplir y con toda una vida por delante, hoy enfrenta uno de los retos más difíciles que cualquier familia puede encontrar en su camino: Iván, con sólo 30 años, ha sido diagnosticado con cirrosis hepática. Su hígado funciona en un mínimo porcentaje y los doctores han asegurado que, de no lograr recibir un transplante, su vida se apagaría en menos de dos años.

Una pesadilla

Con lágrimas en los ojos, Jazmín recuerda que hace apenas poco más de un mes su esposo comenzó a sufrir fuertes dolores estomacales, pero fue hasta que comenzó a vomitar sangre que decidieron ir a urgencias.

Los médicos le diagnosticaron dos úlceras abiertas y le practicaron endoscopias para tratar de cerrarlas.

Una semana después de ser dado de alta, los síntomas regresaron y su piel se tornó amarilla. Fue entonces cuando los doctores descubrieron que se trataba de una cirrosis hepática. Su hígado estaba a punto de colapsar.

Su ritmo cardíaco disminuyó tanto que Iván entró en coma por dos días. Milagrosamente despertó y mostró una leve mejoría, lo cual le permitió regresar a casa, aunque sin muchas esperanzas. Los doctores le aseguraron a Jazmín que no habían otras alternativas, sino mantenerse bajo tratamiento y entrar a una lista de espera. Sin embargo, recibir un hígado para transplante puede demorar años y los médicos le dan un pronóstico de vida no mayor a eso.

Gracias a una visa humanitaria, su madre Yolanda pudo venir a visitarlo por una semana y en una desesperada búsqueda de opciones para ayudar a su hijo, encontró unas pastillas naturales que, junto al tratamiento asignado por los profesionales de la salud, parece surtir efecto. Hoy, Iván se levanta de la cama, camina y come, lo que su familia toma como una mejoría, pero no es el mismo joven soñador que conocían antes del diagnóstico.

La esperanza

“Él es un muchacho con muchas ganas de hacer cosas positivas en la vida, tiene sueños y planes y nosotros esperamos que lo logre. Nos duele mucho verlo en esta situación, porque está deprimido, dice que es una carga para nosotros. Sabemos que Dios tiene la última palabra, pero nosotros haremos hasta lo imposible por ayudarlo”, nos dice la madre de Iván.

La mejoría que ha demostrado en los últimos días alienta a la familia Addauto a seguir luchando. Su familia está buscando alternativas, hablando con médicos en distintas ciudades y hasta evalúan la opción de viajar a México para escuchar otras opiniones. Pero los tratamientos y cualquier cirugía implican gastos grandes para una familia que no cuenta con seguro de salud. Además, por el momento Iván no puede trabajar y su esposa tiene el único ingreso económico del hogar.

Por eso, cada semana organizan ventas de comida y han distribuido botes para donaciones en efectivo en distintos puntos de la ciudad. También esperan donaciones en www.gofundme.com/transplante-para-ivan-addauto, en la que todos podemos colaborar con algo.

Finalmente, Jazmín también el apoyo de la comunidad, compartiendo alguna alternativa de curación para su esposo. ‘Si alguien sabe de algún tratamiento, de algún hepatólogo que nos pueda ayudar, de alguna alternativa, nosotros apreciaremos mucho esa información. Estamos dispuestos a todo por él”, dice su joven esposa.