La alarma se encendió para Colombia cuando en las Olimpiadas de Atlanta 1996 no ganaron ninguna medalla. Veinte años después, celebran su participación más gloriosa: los juegos de Río 2016.

La estrategia que pusieron en práctica fue la siguiente: El Estado colombiano destinó un millonario presupuesto en construir y mejorar sus escenarios deportivos.

Los gobiernos locales destinaron recursos para buscar talentos en todas las regiones del país y no sólo en las grandes ciudades (un 40% proviene de Antioquia). Las autoridades priorizaron los aportes económicos en deportes como pesas, boxeo, judo, lucha, atletismo y ciclismo, principalmente. Parte del dinero recolectado provino del aumento del 4% al impuesto a la telefonía móvil (3% para el deporte y 1% para cultura). Esta última medida tributaria es digna de admirar, porque en 2010 había 12 millones de celulares en el país y hoy hay 55 millones, lo cual indica que son los usuarios colombianos quienes ayudaron a formar la generación de deportistas que le ha dado glorias olímpicas al país.

Así llegó la delegación colombiana a Río de Janeiro. Entonces la presión recaía en los atletas. Fueron 147 atletas colombianos los que participaron en las Olimpiadas Río 2016, la delegación más grande de su historia. Y gracias a la valoración del deporte por parte de las autoridades de ese país, Colombia ocupó la posición 23 gracias a sus ocho medallas (3 de oro, 2 de plata y 3 de cobre), por encima de otros países latinoamericanos con mayor tradición deportiva, como Argentina (puesto 27 con 4 medallas) y México (puesto 61 con 5 medallas).