Ejecutarán a reo que no asesinó a nadie


La sentencia fue emitida por la llamada regla ‘homicidio preterintencional’, que supone que un cómplice también puede ser condenado a muerte

Angela M. Angulo | 8/11/2016, midnight
Ejecutarán a reo que no asesinó a nadie

Tras haber esperado 18 años su sentencia, Jeffrey Lee Wood (42) será ejecutado el próximo 24 de agosto por haber participado de un robo donde su cómplice mató a una persona. A Wood se le aplicará la máxima pena capital a pesar que no asesinó a nadie ni vio el cuerpo de la víctima durante el asalto.

EL DATO

La pena de muerte se reinstauró en Texas el 31 de diciembre de 1973. La primera ejecución se realizó en 1982. Desde 1976 se han ejecutado a 537 personas.

Sucedió en Kerrville (suroeste de Austin). La historia dice que Jeff Wood participó en el robo y asesinato de Kris Keeran, empleado de una gasolinera Texaco, el 2 de enero de 1996. Según su declaración, él se encontraba esperando dentro su coche para fugar con el dinero, pero su cómplice Daniel Reneau mató a uno de los trabajadores de un balazo a quemarropa. Tras el crimen, Reneau amenazó con matar a la hija de Wood si no lo ayudaba, por lo que éste se vio obligado a destruir las evidencias en video y a huir con el dinero: 11,350 dólares.

Wood y Reneau fueron arrestados el mismo día del fatal robo. A pesar que el juez validó la declaración de Wood, decidió condenarlo por haber permitido el crimen y por no haber asistido a la víctima. Wood alegó que no sabía que Reneau tenía pensado utilizar su arma cuando ingresó a la gasolinera. La drástica sentencia (a muerte) fue emitida por la llamada regla ‘homicidio preterintencional’ del estado de Texas, que supone que un cómplice también puede ser condenado a muerte, incluso si las circunstancias cambian en contra de su voluntad.

La defensa de Wood argumenta que ninguna persona en la historia moderna de la pena de muerte en Estados Unidos ha sido ejecutada con menor culpabilidad y participación en un asesinato que en el caso de Wood. Sin embargo, en Texas es muy improbable que un condenado a muerte reciba el perdón de las autoridades.

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