El candidato presidencial republicano Donald Trump reveló cuál será su política ambiental y energética de llegar a la presidencia de Estados Unidos. Durante su intervención en el Club Económico de Detroit (Michigan) prometió romper con el acuerdo climático de París (firmado en 2015) y reactivar el estancado proyecto del oleoducto Keystone XL.

Para el magnate inmobiliario, una de las principales causas de la mala situación económica en Estados Unidos, además de la gran recesión del 2008, es la elevada carga de regulaciones, especialmente en materia medioambiental. En ese contexto, ha señalado su intención de romper con el Acuerdo de París, que busca frenar el calentamiento global, ya que, a su juicio, desincentiva la inversión empresarial y la creación de empleo. En mayo pasado, el multimillonario aseguró que retiraría todos los fondos estadounidenses para las Naciones Unidas que tengan que ver con el cambio climático; además puso en duda las conclusiones científicas sobre el calentamiento global.

Con respecto del proyecto del oleoducto Keystone XL, que busca transportar 830,000 barriles diarios de petróleo crudo desde Canadá hasta diferentes zonas del país, Trump se mostró abierto a aprobar su construcción, que la Administración Obama rechazó por su impacto medioambiental.

En Canadá y en Estados Unidos, grupos medioambientales y organizaciones indígenas se oponen a la construcción de Keystone XL al considerar que facilitaría el mayor desarrollo de los yacimientos de arenas bituminosas en Canadá. Según el Departamento de Estado, el proceso para extraer petróleo de ese tipo de arenas produce alrededor de un 17% más de gases de efecto invernadero que la extracción convencional de crudo. Por esta razón, en noviembre de 2015, el Presidente Barack Obama rechazó la construcción del oleoducto por no cumplir con los intereses nacionales.

A pesar de sus controvertidas propuestas de campaña, de su discurso a favor de Rusia y de sus denuestos contra la inmigración ilegal, la comunidad indocumentada, y las minorías étnicas y religiosas que convergen en este país, y aunque ha golpeado los más tradicionales valores de la cultura estadounidense, Donald Trump no pierde apoyo en las encuestas. AGENCIAS