La actual campaña política antiinmigrante impulsada por sectores ultra conservadores provocó la reacción de los votantes hispanos e inmigrantes de otras partes del mundo que viven en este país, demostrando que responderán a esos ataques en las próximas elecciones.

Así, los expertos esperan que el año que viene, 13 millones de hispanos acudan a las urnas en todo el país; sin embargo, esa cantidad podría ser mayor si una parte de los 9 millones de residentes permanentes hispanos (y de otros orígenes) se naturalizaran.

Las cifras de los residentes permanentes que aún no deciden optar por la ciudadanía se acrecienta si contamos a los ciudadanos que no se registran para votar. Además, el Centro de Investigación Pew estima que de los hispanos que son ciudadanos y tienen más de 18 años, casi la mitad tampoco está registrada.

La incertidumbre que provoca el proceso, el no dominar el inglés, la inseguridad que les provoca el examen de ciudadanía y el pensar que con la residencia permanente es suficiente son algunas de las barreras por las que millones no optan por la naturalización. Otro factor que limita a muchas personas es el costo individual de la solicitud ($680). La mayoría no tiene los recursos para gastar esa cantidad o tienen otras prioridades. En momentos político-sociales como el actual, en que se cuestiona el futuro de la ciudadanía por nacimiento y el valor de toda una comunidad y su aporte a este país, nuestra participación cívica se hace mucho más importante. El futuro de todos los hispanos está en juego. En estados claves del país, un ligero aumento en el voto hispano podría hacer la diferencia en la elección del Presidente y de legisladores en el Congreso de la Unión.