Con olor a fresa o sandía y un aspecto similar a la marihuana, el ‘spice’ se ha convertido en una de las drogas sintéticas más consumidas por estadounidenses que subestiman la peligrosidad de la sustancia, anunciada como ‘incienso’ o ‘popurrí’ en coloridos paquetes, y que se puede conseguir en gasolineras o tiendas donde se ofrecen pipas, trituradores, vaporizadores y todo tipo de parafernalia para fumar marihuana.

Con precio de $25 por 3.5 gramos, el consumo de ‘spice’ se multiplicó en los últimos años y, con él, el número de personas que sufren vómitos, alucinaciones o episodios psicóticos, según la DEA.

Su fabricación con productos químicos de origen desconocido convierte a esta droga en un cóctel generador de paranoias y pensamientos suicidas. Su consumo comienza en jóvenes de 14 o 16 años. Según la DEA, ‘spice’ ha destruido a miles de familias. AGENCIAS