Por qué fallan las clases de español en las escuelas
Laura Carbonell | 3/9/2015, 2 p.m.
A la educación por lo general no se le da la importancia debida, y eso que es la fundación para un futuro mejor. Una buena educación equivale a una sociedad mucho más preparada para afrontar un mundo cada vez más complicado. Una sociedad educada también significa una sociedad mas difícil de manipular. Y en este tema también cabe la poca importancia que las escuelas dan a la enseñanza y aprendizaje de lenguas modernas.
Las lenguas modernas, en este caso el español en los Estados Unidos, se ve como una asignatura fácil, de asiento trasero, cuando es de suma importancia porque forma parte no sólo del aprendizaje de otras culturas y mundos, sino de la comunicación que vamos a usar durante toda nuestra vida. Aun así, las instituciones educativas no entienden que una clase de idiomas no es igual que una clase de matemáticas o geografía, donde las cosas son como son, se memorizan y ¡listo! Las clases de idiomas van mas allá de la memorización y exigen una práctica mucho mas individualizada, tanto oral como escrita y requieren de una mayor interacción con el profesor.
Las clases de español en las escuelas fallan. Esto está claro, porque de no ser así, todo el mundo hablaría otra lengua. Tanto las escuelas publicas como las privadas fracasan por motivos económicos. Porque no emplean los suficientes maestros y las clases tienen demasiados alumnos.
Las clases de español deberían tener menos alumnos porque a diferencia de una clase de geografía o química, requieren mucha práctica en el aula. En grupos de 20 ó 35 esto no es posible. Las escuelas públicas carecen de fondos, y las escuelas privadas son un negocio donde clases con menos número de alumnos conllevaría tener mas profesorado en plantilla. Es una triste realidad.
Otro de los problemas es que mezclan en una misma aula alumnos de todos los niveles, con la esperanza de que aprendan unos de otros. Esto no funciona, porque al final los avanzados se aburren o los que están en un nivel mas bajo se frustran. Si dividieran las clases por nivel, todos ganarían. Los avanzados mejorarían mas rápido, y de igual modo los de un nivel menor, pues ya no tendrán que competir mas que con ellos mismos. Además el profesor estaría mas relajado y podría desempeñar su trabajo de una forma mas organizada y por tanto efectiva.
Ahora mas que nunca los alumnos tienen mas recursos para practicar idiomas fuera de las aulas de una manera mas amena. Hay aplicaciones electrónicas con ejercicios, juegos y videos. Y aún así nada es mejor que un profesor y una clase física donde el alumno tiene la oportunidad de comunicarse y practicar en un grupo reducido donde se sienta cómodo. En mi opinión y mi experiencia un grupo de 10 alumnos es el ideal.
Para que haya un cambio y que creemos un mundo bilingüe, los padres deberían presionar a las escuelas y gobierno para que se creen clases donde los alumnos realmente puedan adquirir el idioma con facilidad. No creo haber oído a alguien decir que todo el español que aprendieron fue en la escuela. ¡Cambiemos esto!