Un fracaso más para México en la Copa América. Aquellos años en que la presencia del Tri imponía respeto y con resultados se ganaba un sitio en Sudamérica han quedado sepultados.

La Copa del 2011 y la actual en Chile confirman que la negativa de las autoridades mexicanas a tomar en serio esta competencia tiene un alto costo. En Argentina, hace cuatro años, terminaron en último lugar, pero ahora fueron penúltimos, sólo atrás de la modesta Jamaica. El Tri de Piojo Herrera fue incapaz de ganar un solo partido, ante rivales tan modestos futbolísticamente como Bolivia o Ecuador, a los que habitualmente se les gana en partidos amistoso.

El último duelo, contra los ecuatorianos, fue la máxima muestra del declive del equipo. Necesitaban ganar para avanzar a la siguiente ronda, e incluso con un empate podrían haber aspirado a un milagro; pero nada de eso llegó.

México fue superado ampliamente por Ecuador. Todos sus jugadores se comportaron con un bajo nivel, nadie sacó la cara, hubo muchísimas fallas, errores en zona defensiva, debilidad en control de medio campo y un raquítico poder para ofender a su rival.

Eso, aunado a un entrenador que fue expulsado y al final culpó al arbitraje, fueron el coctel perfecto para crear una bomba que acabó por explotar y dejar al Tri fuera de la competencia.

Muy lejos está ya el tercer lugar logrado en Venezuela 2007, que fue el último momento de brillo de los mexicanos en Copa América. Los dirigentes han sido emplazados por la prensa y la opinión pública a considerar si es válido seguir participando en este torneo con equipos “B”, pues los resultados indican que una Selección de la Liga MX no es capaz de competir y menos de obtener un logro.