Un empleo peligroso
Marlon Gomez | 7/23/2015, midnight
El pasado 29 de junio Ramiro Loa, un joven hispano de 28 años, murió tras caer tres pisos en su trabajo: una construcción al centro este de Austin. “Su muerte se pudo prevenir”, dice Brigid Hall de la organización Workers Defense Project o Proyecto de Defensa Laboral (PDL). ¿Cómo? la respuesta es más sencilla de lo que parece: Ramiro cayó porque no tenía los arneses apropiados y en lugar de usar los andenes correctos para elevarse se valía de una estructura de madera conocida en el mundo de la construcción como ‘burro’.
Apenas 9 días antes de este trágico acontecimiento, Julio Jiménez (32 años) estaba trabajando en el techo de una construcción mientras llovía. A 25 pies de altura resultó imposible sujetarse y cayó. Julio está hospitalizado en el University Medical Center Brackenridge donde permanece en estado vegetal.
“Yo le dije que no fuera a trabajar, estaba lloviendo muy fuerte”, recuerda su esposa Rocío con quien tiene dos hijos.
No están solos
Organizaciones como PDL brindan apoyo a trabajadores que han sufrido accidentes laborales y/o robo de salarios. Su teléfono es el (512) 391-2305. Además, se pueden presentar denuncias y solicitar asesoría a la Administración de Seguridad Laboral (OSHA) llamando al 1-800-321-6742. En San Antonio también puede solicitar asesoría en temas de justicia laboral con la organización Equal Justice Center. Su número es el (210) 308-6222.
Pero Ramiro y Julio no están solos; ellos forman parte de una larga lista de trabajadores de la construcción en Texas que han sufrido accidentes de trabajo. De hecho, el estado de la estrella solitaria es el que presenta mayores lesiones y muertes en construcciones que el resto de los Estados de la Unión.
Cerca de un millón de personas laboran en el sector de construcción en Texas, siendo el 80% de estos hispanos. PDL estima que cada 2.5 días uno de ellos muere. En el 2013, último año del que se tienen cifras oficiales, hubo 16,900 accidentes en las construcciones texanas y 536 murieron por lesiones en plena función de sus labores.
Grandes pérdidas
Decir que un accidente laboral desemboca en desorbitantes facturas es algo lógico: aproximadamente el 78% de los trabajadores de la construcción no tienen un seguro médico.
Para la familia de Julio Jiménez, quienes esperan que Dios les conceda el milagro de verlo despertar, la realidad económica es dura: $375 mil sumaba su factura médica al cierre de esta edición y sigue subiendo a diario.
Hombre prevenido...
Cada martes, a las 7pm., el Proyecto de Defensa Laboral realiza una junta de trabajadores donde reciben charlas sobre sus derechos y pueden solicitar asesoría en caso de robo de salario. Su sede está ubicada en el 5604 Manor Rd., en Austin (TX 78723). Además, durante la junta puede solicitar las fechas de los entrenamientos de seguridad en el trabajo, ya que un trabajador que conoce medidas de prevención puede evitar accidentes.
Javier Bautista sabe lo que es tener que pagar su propia cuenta médica; en noviembre del año 2013 pisó un clavo mientras pintaba las paredes de una estructura en construcción. Durante los siguientes tres días seguía trabajando, pero al cuarto día no soportó el dolor y fue a una clínica comunitaria, donde le diagnosticaron gangrena. $37 mil fue su cuenta en el centro médico donde le amputaron los dedos del pie izquierdo.
“Sé que es peligroso, pero si tienes que escoger entre construcción, donde te pagan más de $14 por hora, o lavar platos y cocinar por sueldos de $8 la hora, decides correr el riesgo”, dice Javier para explicar porque sigue trabajando en este sector después de su accidente.
Condiciones inhumanas
Pero Javier revela otras realidades: ninguno de los trabajos que ha desempeñado le ha ofrecido beneficios, no le proveen equipos de seguridad ni entrenamiento. En la mayoría de los casos trabajan sin derecho a descansos durante su jornada y son pocos los lugares donde les suministran agua. Sí, muchos trabajadores de construcción se ven obligados de llevar su propia agua para no deshidratarse.
Además corren el peligro de que no les paguen. “Uno de cada cinco trabajadores de la construcción ha sufrido robo de salario”, señala Brigid Hall y esto consiste tanto en las historias de trabajadores a los que les ofrecen una cantidad de dinero por sus servicios pero les pagan menos y aquellos a los que simplemente no les pagan al culminar sus labores.
Estas son historias lamentables para la comunidad hispana que en el año 2013 perdió a 797 hispanos en todo el país por lesiones labores.