Por primera vez en lo que va de su gestión, el Presidente Barack Obama pidió en su discurso del Estado de la Unión del 20 de enero, que el Congreso de la Unión ponga final al embargo contra Cuba: “Cuando uno hace algo que no funciona durante cincuenta años, es hora de probar algo nuevo. Este año, el Congreso debería iniciar el trabajo de poner fin al embargo”.

La petición presidencial llegó un mes después de que anunciara su intención de restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba y un día antes de que una delegación de alto nivel de su país viaje a la isla para empezar en forma el proceso.

El pedido del Presidente se dio cinco días después de que EU levantara algunas restricciones a los viajes a la ‘Isla Bonita’, el comercio y finanzas. Todas estas medidas tienen el objetivo de reducir el impacto que tiene el embargo a Cuba, quitarle los dientes a una medida que sólo puede ser eliminada por el Congreso de la Unión.

El detalle es que en el Congreso hay un grupo de férreos defensores de esta medida histórica, en particular dos pesos pesados del Senado como el demócrata Robert Menéndez y el republicano Marco Rubio. Ambos tienen ascendencia cubana y ambos han sido figuras importantes en el Comité de Relaciones Exteriores de esa cámara, que juega un rol fundamental al tomar decisiones de política internacional.

El peso político de Menéndez y de Rubio hace pensar que es poco probable que el Congreso avance hacia la eliminación total del embargo, pero su oposición no significa que el gobierno de Barack Obama no continúe teniendo una influencia considerable para que los efectos del embargo se reduzcan.

El gobierno cubano dice que el costo del embargo sobre su economía es astronómico: alrededor de $117 mil millones. Más allá de las opiniones sobre el embargo, todavía no está definido cómo puede cambiar el tema en los próximos meses. Por lo pronto, el Presidente pidió que se avance para poner fin a esta medida que ya suma más de cinco décadas. AGENCIAS