Cada quien tiene su versión de la historia y el caso ya fue presentado ante una Corte civil, pero lo cierto es que el pasado 12 de febrero la familia Lejarazu vio el trabajo de ocho años de su vida reducido a escombros. ‘Jumpolín’, el local que rentaban, el mismo que les pidieron desalojar en reiteradas ocasiones, fue demolido con sus pertenencias adentro. Mónica Lejarazu considera que no respetaron sus derechos por ser hispanos. Para algunos, esto demuestra que Austin crece y se ‘valoriza’ sin importar a quien ‘demolerá’ en el intento. Para otros, el tema vuelve a poner en discusión la discriminación social. También hay quienes creen que no hay nada que criticar o reclamar en esta historia.

Lea más en nuestra nota: “No destruyeron nuestros sueños”