“Sonrío cuando prueban mi comida”


Chef peruano cuenta la historia de su restaurante

2/5/2015, midnight
“Sonrío cuando prueban mi comida”

Cuando elegimos un restaurante buscamos sabor, frescura, atención cordial, limpieza, en pocas palabras, calidad. Eso es precisamente lo que tiene para ofrecer el Ceviche de Waldito, un restaurante ubicado en el noroeste de la ciudad y el cual es atendido por su propio dueño: el chef profesional Waldo Castro. El local se especializa en comida peruana y del Caribe. Ceviche, tostones y arroz con gandules son quizás los favoritos.

Este empresario admite que siempre ha sido el tipo de persona que sigue su corazón y se esfuerza por convertir sus sueños en realidad. Su pasión por la cocina, que comenzó desde muy pequeño en su Perú natal, lo ha llevado a trabajar en las cocinas de restaurantes y hoteles en todo el mundo; Jamaica, Puerto Rico, Islas Caimán y Estados Unidos, son apenas algunos de los lugares donde ha demostrado su talento culinario.

Sus ganas de experimentar con nuevos horizontes lo llevó a emigrar en el año 1986 a este país. Un resumen lleno de experiencias y un corazón lleno de ilusiones, lo llevaron a trabajar en grandes cadenas hoteleras, obteniendo logros laborales, pero una vez más decidió experimentar y creó su primer restaurante en la Florida: Chick-N-Grill, el cual fue nombrado por críticos del arte culinario como unos de los mejores en comida latina.

Cocina y Amor

Waldo se enamoró de su compañera de vida, Josie, pero también se enamoró de San Antonio y por eso armó sus maletas y se vino a la Ciudad del Álamo, donde creó una empresa de banquetes en el 2009. En el 2010 comenzó la historia de su restaurante: “Con 140 dólares en la mano, cociné y coloqué un cartel en mi local. Unas 30 personas se acercaron y se quedaron para probar mi comida”. Así nació El Ceviche de Waldito, que hoy puede atender hasta 500 personas en eventos privados.

Otra faceta de este hombre es servir a la comunidad. Él creó la Fundación Chef Waldo como una forma de devolver todo lo que la vida le ha regalado y con esta institución ha contribuido en cientos de eventos benéficos, donando banquetes completos, para recaudar fondos para niños con cáncer, para los soldados que combaten por nuestro país, entre muchas otras causas.

“Es una sensación maravillosa en mi corazón cuando veo lo feliz que la gente queda al degustar mi comida. Nací para hacer esto”, dice Castro, quien atiende a sus clientes como si fueran parte de su familia; “quiero que los clientes sientan que están en mi casa”.

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