Los programadores, los fabricantes y los militares tendrían toda la responsabilidad de las muertes causadas por armas ilegales autónomas. Y no es cosa del futuro. Esas armas ya existen: El LS3 es un robot inteligente que podría convertirse en un robot asesino si así lo programaran. Atlas es un robot con inteligencia artificial que es usado en situaciones de desastre.

El X47-B es un avión que puede despegar y aterrizar solo. El robot surcoreano Sansung SGR-1 se mueve por su cuenta y patrulla la frontera con Corea del Norte pero no puede decidir abrir fuego sin la venia humana.

Estas armas autónomas son ideales para asesinatos, desestabilización de naciones y hasta la matanza selectiva de un determinado grupo étnico. Si en este tiempo no se pone un alto al desarrollo y producción de robots autónomos letales, el futuro luce sombrío. Especialmente porque ya se sabe que países como EU y el Reino Unido están desarrollando tecnología de inteligencia artificial (IA) encaminada a fabricar robots que irían a la guerra a matar sin necesidad de ser controlados por humanos.

La semana pasada, los científicos más importantes del mundo, agrupados en el Future of Life Institute, presentaron una carta abierta en la que alertan sobre los peligros de utilizar la inteligencia artificial para crear robots con fines bélicos. Nombres como el del físico Stephen Hawking, el tecnólogo Elon Musk y el filósofo Noam Chomsky se sumaron a la larga lista de científicos, empresarios tecnológicos y demás personalidades que pidieron la prohibición de esta tecnología que describen como la tercera revolución de armas de guerra más importante después de la pólvora y las armas nucleares.

Human Rights Wacht que encabeza desde el 2012 la ‘Campaign to stop Killer Robots’. El temor es que los robots podrían llegar a ser tan letales y poderosos como la imaginación y la sed de conquista del hombre lo deseen. La pregunta clave para la humanidad es si realmente desea iniciar una carrera armamentista de armas con Inteligencia Artificial.