Un recurso del futuro


Angela M. Angulo | 4/2/2015, midnight
Un recurso del futuro

EL DATO:

‘Sorek’ procesa el agua de mar a través de la ósmosis inversa: un proceso que demanda una gran cantidad de energía para forzar el paso del agua salada por membranas de polímero, las cuales tienen poros muy pequeños que impiden el paso de los iones de sal y filtran el agua dulce a través de tubos de presión más precisos. La planta cuenta con bombas muy eficientes y dispositivos para la recuperación de energía.

El suministro mundial de agua dulce (apta para consumo humano después de un tratamiento que la haga potable) no es suficiente para cubrir las necesidades de una población que aumenta cada año, lo cual impulsa el desarrollo de soluciones innovadoras como la desalinización de las aguas marinas.

Los opositores de esta iniciativa argumentan que el problema con una planta desalinizadora es el costo que ésta supone. Sin embargo, existe un ejemplo que favorece su implementación: la planta desalinizadora ‘Sorek’ (Israel), la más grande del mundo, construida en el 2013 a un costo de $500 millones. La producción actual de ‘Sorek’ es impresionante: 627 mil metros cúbicos de agua al día (el 20% del agua que consume Israel). Además de ‘Sorek’, Israel cuenta con otras tres plantas similares, por lo que se espera que para el 2016 el 50% del consumo de agua del país provenga de la desalinización marina.

Parecía tan distante y hasta futurista aquello de recurrir al mar para obtener el recurso vital, pero es una realidad actual palpable: Australia, Singapur y varios países del Golfo Pérsico ya dependen de este proceso. Y aquí en Estados Unidos, California ya utiliza esta tecnología. Por eso no es exagerado afirmar que, debido a las sequías que se registran en Texas, cada vez más frecuentes, debemos pensar en instaurar una planta desalinizadora en el Golfo de México.

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