Luego de una visita al centro de detención de inmigrantes de Dilley (Texas), donde constataron las condiciones de reclusión, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos pidió al Gobierno Federal el cierre de todas las prisiones para indocumentados. “¿Por qué (las autoridades) se sienten obligados a poner en detención a estos individuos vulnerables, madres jóvenes y traumatizadas, que con sus niños han huido de la persecución en sus países de origen?”, preguntó Gustavo García-Siller, arzobispo de San Antonio. De igual forma, aseguró que si bien las instalaciones están en buenas condiciones, los niños están creciendo en un ambiente inapropiado: “Si tenemos que preocuparnos del tráfico de gente y armas, una mamá con un bebé no son una amenaza de ninguna manera”. Es oportuno recordar que cuando el Presidente Barack Obama llegó al poder cerró todos los centros de detención del país; sin embargo, la oleada de miles de niños indocumentados durante los años 2013 y 2014 provocó que el Gobierno Federal utilice nuevamente estas instalaciones. AGENCIAS