Luce bien con consecuencia
REDACCION EL MUNDO | 11/26/2014, midnight
La ironía no es nada nuevo en la industria de productos de belleza, dice el defensor de los derechos de los animales Santosh Krinsky.
“La mayoría de las mujeres son conscientes de que los animales se han utilizado para probar los productos, pero muchas no se dan cuenta que su maquillaje favorito actual juega un papel en la tortura de conejos y ratones, o que su acondicionador favorito no es tan “orgánico” como creen por su embalaje”, dice Krinsky, jefe de la marca de cuidado personal internacional Belleza Sin crueldad (BTW) (www.beautywithoutcruelty.com), primer en prohibir pruebas de sus productos en animales en 1963.
Los productos tampoco contienen ingredientes de origen animal.
Mientras que el vegetarianismo, veganismo y una preocupación general por el tratamiento ético de los animales han experimentado un auge en los últimos años, la defensa de los derechos de los animales tiene una larga historia.
Krinsky esboza tres consejos para los consumidores que quieren apoyar estos valores.
• Las etiquetas pueden ser engañosas, tales como “no probado en animales”. Hay varias organizaciones dedicadas al bienestar de los animales, pero no hay reglas estrictas que rigen las etiquetas de productos. La etiqueta puede significar simplemente que un tercero hace la prueba o la adquisición de materias primas que se están probando activamente en animales. O bien, las empresas pueden tener una interpretación diferente de “libre de crueldad.”
• “Natural” y “orgánico” no significa necesariamente que un producto es libre de crueldad. Estas palabras de moda pueden caer por debajo de la certificación de una organización. “Natural” y “orgánico” no equivale necesariamente a “no probado en animales.” Los proveedores deben evaluar la seguridad de los ingredientes naturales y orgánicos. Ellos pueden hacer sus productos de forma natural y “ética”, pero cabe preguntarse de dónde sacan la materia prima.
• Busca el país donde se fabricó el producto. La Unión Europea acordó una prohibición de pruebas con animales, pero la experimentación con animales sigue siendo una práctica común en los Estados Unidos, Asia y otras partes del mundo. Las empresas estadounidenses de prueba ya no trabajan con perros y gatos, sin embargo, conejos, conejillos de indias, ratones y otras criaturas están sujetas a diversas pruebas que constituyen tortura.