Poder limitado
Republicanos y Demócratas deben concertar ahora lo que antes no pudieron si es cierto que los primeros quieren legislar a favor de la población
11/6/2014, midnight
El Partido Demócrata y el Presidente Barack Obama sufrieron una anticipada y severa derrota en las elecciones legislativas celebradas el pasado 4 de noviembre y perdieron el poder que les quedaba en el Congreso de la Unión. Ahora todo es posible, desde una parálisis total a una era de acuerdos y consensos entre rivales.
El resultado de las elecciones fue exactamente lo que preveían las encuestas nacionales. Los republicanos recuperaron la mayoría en el Senado y la mantuvieron en la Cámara de Representantes. Por primera vez desde hace ocho años, las dos cámaras quedan en manos de los conservadores, una debacle para el Presidente Barack Obama. Los Demócratas se mostraron débiles hasta en Estados tradicionalmente fuertes como Virginia o New Hampshire. En Louisiana se votará nuevamente el próximo 6 de diciembre porque ninguno de los candidatos alcanzó el 50 por ciento de apoyo necesario para ser declarado vencedor.
La derrota Demócrata no sorprende. Habitualmente el partido en el Gobierno recibe un voto de castigo en las elecciones de ‘medio término’. Lo que le sucedió al Presidente Obama no es distinto de lo sufrido por sus predecesores George W. Bush o Bill Clinton. La derrota también tiene que ver con que Obama es menos valorado por la población, ya que muchos no creen que él pueda lograr algo más importante en los dos años que le quedan de gobierno.
Los Demócratas también tienen poco que decir u ofrecer en el Congreso de la Unión. Ahora, solo los republicanos pueden aprobar leyes en el Parlamento. Eso supone que el Presidente Obama debe alcanzar acuerdos o enfrentarse a un bloqueo total y ‘pagar con la misma moneda’ vetando todo lo que apruebe el Congreso Republicano.
El Senado (que ahora está bajo control Republicano) es responsable de los nombramientos del Gobierno Federal por lo que ahora, cuando el Presidente Obama nombre un nuevo miembro de su gabinete o un embajador, deberá acordarlo con los republicanos. La primera prueba de fuego llegará pronto, ya que el Presidente debe reemplazar al Fiscal General Eric Holder. Además, el Congreso aprueba el presupuesto que el Presidente necesita para gobernar. Y si quiere llevar adelante su prometida reforma migratoria, deberá limitarla al máximo e introducir varias peticiones republicanas.
Este triunfo no significa que los Republicanos tengan el camino fácil para hacer lo que deseen. No es así. Los Demócratas aún tienen en el Senado 40 puestos, por lo que disponen de una mínima capacidad de bloqueo. Las leyes importantes no pueden aprobarse con menos de 60 votos en el Senado. Además, el Presidente Obama puede vetar las iniciativas republicanas. La duda es saber si quiere pasar sus dos últimos años de mandato como un obstruccionista y complicar las aspiraciones presidenciales del próximo candidato Demócrata. AGENCIAS