Cuando te convierte en madre, tus prioridades cambian; incluso tu look. Pero esto no quiere decir que debas dejar de lado tu personalidad al momento de vestir, ¡al contrario! Aunque el sentido de la moda se vuelva más sencillo y desenfadado, siempre debes tomar en cuenta esos pequeños detalles que le dan vida a tu outfit. ¡Aprende a escogerlos!

Menos es más

Regla trillada que no pasa de moda. Tener niños o bebés puede llegar a complicar un look llamativo ya que corres el riesgo de lastimarlos (o que te lastimen) con accesorios grandes o exóticos. Guarda esos para una cita con tu pareja y mejor opta por joyería delicada como aretes tipo botón, cadenas finas o pulseras ligeras. Tampoco utilices piedras preciosas en tu día a día –los materiales como la plata o el oro son perfectos para cuando quieras verte elegante sin mucho “fuzz”.

¿Accesorios doble-uso?

¡Sí! Ahora es muy común que las madres se cubran con sus bufandas de invierno o verano mientras les dan pecho a sus hijos. Además, funcionan como manta de último minuto o para esconder esos “accidentes” –vómitos, leche, papillas— que usualmente ocurren con los bebés. ¡Las alternativas son infinitas! Sólo asegúrate de no utilizar las bufandas más costosas de tu colección –una de poliéster o seda para el verano o tejita para los días más fríos será suficiente.

Shhh, que nadie se entere

A todas las madres les pasa –por andar con las prisas de la escuela o ser esclava de esas noches sin sueño, no les alcanza el tiempo para lavarse el cabello como deberían. Tranquila, ¡es normal! Aunado a un buen champú en seco, puedes recurrir a los clásicos accesorios que no te delataran: sombreros, gorras, bufandas y ¡hasta lentes de sol! Lo importante es que destaques tu pelo con cualquier toque extra. Nuestros favoritos: la típica trenza con cinta de chiffon entrelazada, sombreros grandes y lentes (¡a lo diva!), broches grandes con pedrería y la atemporal bufanda de seda al estilo retro.