Una de cada cinco personas adultas en este país perdió algún familiar por el uso de un arma de fuego –incluidos los suicidios–, o vio a alguien ser herido por ella o ha sufrido directamente una amenaza con una.

Entre los hispanos, la proporción de tener a un familiar muerto, herido o amenazado por un arma de fuego, o que haya presenciado alguien haya sido herido, se reduce a uno de cada dos, así como a uno de cada tres si ha tenido personalmente alguna experiencia traumática con algún arma.

Estos son los resultados de la primera encuesta nacional acerca de la experiencia sobre violencia, heridas y muertes con armas de fuego realizada por la Kaiser Family Foundation (KFF), una organización sin fines de lucro que investiga y analiza asuntos relacionados a la salud.

“Escuchamos de tiroteos en las noticias, pero no teníamos una medida de cuánto impacta y cuántos de nosotros somos impactados por eso. Y ese fue el objetivo de la encuesta para entender mejor la amplitud y la profundidad de esas experiencias”, explicó a El Mundo Newspaper, Ashley Kirzinger, directora de Metodología de Encuestas de KFF.

Kirzinger destaca que este ejercicio es el primero que incluye diferentes experiencias relacionadas con las armas de fuego para tener un acercamiento a su impacto real.

“Tener un ser querido muerto por armas de fuego ha tenido un impacto devastador en las familias sobrevivientes, pero no podemos negar la experiencia de las personas que han recibido un disparo y se están recuperando, o de aquellas que han sido amenazadas, o que presenciaron un tiroteo. Expertos en salud pública y en salud mental te dirán que todas estas situaciones tienen un impacto y alteran sus vidas”, señala Kirzinger.

Entre los hispanos encuestados, 3 de cada 10 se sienten inseguros –o poco seguros– por la proximidad de las armas de fuego en sus vecindarios. A diferencia de los blancos (50%) y de los afroamericanos (27%), los hispanos tuvieron la menor proporción (21%) de sentirse “muy seguros”. Para 6 de cada 10 hispanos la violencia armada es una “constante amenaza” o una “preocupación importante, aunque no constante”. En general, aquellos que viven en zonas urbanas se sienten más amenazados que quienes viven en zonas suburbanas o rurales.

Los hispanos también expresaron que toman más precauciones para evitar ser víctimas de la violencia armada, como evitar reuniones religiosas y asistir a festivales. “Así que no solamente son proporcionadamente más propensos a experimentar incidentes relacionados con las armas de fuego, sino que también tienen más posibilidades de ser afectados por cómo interactúan en el mundo, cómo viven sus vidas, cómo interactúan con sus vecinos y con su comunidad local”, destaca Kirzinger.

Finalmente, la encuesta resalta la importancia de que los médicos –al ser una de las fuentes de información más confiables– hablen con sus pacientes sobre la necesidad de guardar apropiadamente sus armas de fuego y de mantenerlas fuera del alcance de los niños, ya que son la principal causa de muerte entre la población de 0 a 20 años. “Uno de cada cuatro padres dijo que el pediatra de sus hijos les preguntó sobre sus armas y solo el 14% de todos los adultos dijo que habló con un doctor acerca de eso. Esto demuestra que hay una oportunidad para los proveedores de atención de salud de empezar a tener estas conversaciones”, enfatiza Kirzinger.

EL DATO

La línea de prevención del suicidio y crisis es el 988 y está disponible las 24 horas, todos los días, con atención confidencial en inglés y español.