Mientras que los hoteles de todo el mundo luchan por mantener las luces encendidas, la industria de los cruceros ya está planeando viajes iniciales dentro de algunas semanas. Sin embargo, en medio de la pandemia de COVID-19, esos viajes serán considerablemente diferentes a lo que los viajeros regulares esperan. Entre otros cambios, se realizarán controles de salud y será necesario el uso de mascarillas previo al embarque; además, los bufets de autoservicio saldrán del panorama.

Quizá el cambio más notable sea que los primeros itinerarios no incluirán viajes otros países. La navegación posterior a la pandemia se mantendrá más cerca de casa, o al menos más cerca del puerto de origen.

El enfoque de navegar en un solo país presenta desafíos continuos. Las primeras compañías que regresen al mar cuentan con conexiones aéreas escasas, lo que significa que los cruceros ansiosos por recibir pasajeros deben estar lo suficientemente cerca como para conducir a los puntos de partida.

Dada la propagación temprana del COVID-19 entre pasajeros y la tripulación de algunos barcos, cualquier línea que reinicie cruceros tendrá la difícil tarea de convencer a los clientes de que su salud y seguridad estarán suficientemente protegidas.

Actualmente, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) tienen vigente la orden de ‘no-navegar’ por aguas estadounidenses a los buques que transporten más de 250 pasajeros y tripulación. Esta disposición estará en vigor hasta, al menos, el 24 de julio. Esto significa que las compañías de barcos boutique más pequeños podrán abrir un camino por delante de las principales embarcaciones.

EL DATO

Los protocolos de las compañías de crucero incluyen rondas de saneamiento por hora y la disponibilidad de equipo de protección personal completo, incluidos protectores faciales y guantes, para todos los pasajeros y la tripulación.