Los secuestros y la tortura aumentaron para los inmigrantes que cruzan México en septiembre pasado, mes en que se registraron once víctimas, cifra que iguala al total reportado durante los primeros ocho meses del año, según la organización Médicos sin Fronteras (MSF), que reportó haber atendido a pacientes que habían recibido impactos de bala, agresiones con armas blancas, agresiones sexuales y otras torturas, como descargas eléctricas en el ano y en los genitales.

Los sobrevivientes narraron que fueron llevados a casas abandonadas donde fueron obligados a quitarse la ropa, fueron atados con lazos durante horas, expuestos a la intemperie a altas temperaturas y bajo las inclemencias del tiempo a cambio de que proporcionaran los números de teléfono de sus familiares, asegura la entidad internacional.

El MSF también denunció que las políticas del gobierno mexicano basadas en la criminalización, persecución, detención y deportación en aras de contener los flujos migratorios hacia la frontera norte condenan a la población inmigrante a la clandestinidad y a tomar rutas cada vez más peligrosas. Esas medidas, según la entidad mundial, exponen a más mujeres, niños y hombres a bandas criminales que operan con impunidad a lo largo del territorio mexicano y en particular en la ruta entre Guatemala y Tenosique (Tabasco).