Las disputas fraternales
REDACCION EL MUNDO | 11/21/2018, midnight
Las peleas entre hermanos son muy frecuentes. Ya sea por un juguete, por tener el control remoto del televisor, por sentarse en determinado lugar de la mesa o del sofá. Los motivos abundan.
Aunque estas diputas parecen normales, es necesario que los padres se involucren y no las dejen pasar cuando la intensidad o la frecuencia lleguen a niveles intolerables y preocupantes.
Las peleas entre hermanos son una oportunidad para que los padres enseñen a sus hijos a compartir, conciliar y ceder. Estas habilidades le ayudarán al niño o niña a desenvolverse de forma positiva en la sociedad durante su crecimiento y en su etapa adulta.
Para evitar cualquier pelea, es necesario que los padres identifiquen el motivo de la disputa. Escuchar a las partes, de modo que se pueda ser lo más justo posible. Ahí está el verdadero trabajo. Se debe tener mucho cuidado en no darle la razón solo a uno de ellos en todas las ocasiones. Eso puede provocar en el otro resentimiento, desvaloración y baja autoestima.
Hay que estimular el sentimiento de compañerismo entre hermanos, de modo que, en vez de sentirse rivales, se vean como aliados. La asignación de roles y metas que requiera el trabajo en equipo ayuda a que los niños entiendan que se necesitan mutuamente y que pelear es, simplemente, una pérdida de tiempo.
Si estas discusiones llegan a altos niveles de violencia como golpes e insultos, lo mejor es acudir a un especialista para una terapia familiar.