Los candidatos ‘conservadores’ en tiempos de Trump


Angela M. Angulo | 6/7/2018, 10:06 a.m.
Los candidatos ‘conservadores’ en tiempos de Trump
ESPECÍMENES. De izquierda a derecha: Nathan Larson, Joe Arpaio, Arthur Jones, Jazmina Saavedra, Don Blankenship, Patrick Little. |

Vivimos tiempos en los que la simpleza, la irreflexión, la incontinencia verbal y la ligereza han copado una parte del espectro político-electoral de este país, situación que alcanzó su punto álgido con la elección de Donald Trump.

Con la llegada de este presidente, han surgido en el Partido Republicano una caterva de precandidatos y candidatos de discurso imprudente y temerario con muchas probabilidades de ocupar importantes puestos públicos tras las elecciones legislativas de noviembre.

Esta inclinación es evidente en las elecciones primarias celebradas en varios Estados de la Unión ya que, en el gran escenario electoral de este país, muchos votantes están hartos de lo ‘políticamente correcto’ (que condena cualquier opinión, aunque no sea ofensiva) y no se siente representada por la excesiva diplomacia o parsimonia de postulantes Demócratas o de sus pares Republicanos moderados.

La gente está harta de la clase política porque la considera inepta e ineficaz y prefiere a un intruso que ‘no tiene nada que perder’, que dice lo que piensa (y coincide con muchos) y que hará lo que dice (por más radical que sea su discurso). El problema es que esa postura electoral, que es un clamor contra la inacción y la falta de voluntad política de los políticos ‘de siempre’, se traduce en la elección de individuos que no gobernarán para beneficio de todos, sino sólo de su bolsón electoral.

Es así que, desde el 2008, han desfilado candidatos muy polémicos. Y este año, lo que antes fue la excepción, es hoy la regla.

Sólo así se explica la vergonzosa candidatura de Nathan Larson al Congreso de Virginia, un individuo abiertamente pedófilo (que él define como mera ‘etiqueta’), organizador de foros de Internet cuya finalidad era dar consejos a pederastas, ‘defensor’ del incesto y del ‘derecho’ de los hombres a pegarle a sus esposas, y justificador de la violencia de mujeres. Ya es conocida su ‘recomendación’ a quienes se sientan atraídos por los menores de edad el recurrir a los servicios de adopción, para así poder elegir el género de sus ‘juguetes sexuales’.

Como él, hay otros candidatos que, con o sin probabilidades de ganar sus respectivas elecciones, están ahí, difundiendo ‘ideas’ y actitudes dañinas y peligrosas, como el antiinmigrante radical Joe Arpaio en Arizona; el neonazi Arthur Jones en Chicago; Jazmina Saavedra en California, tenaz enemiga de la comunidad LGBT; el expresidiario Don Blankenship, en West Virginia, implicado en la muerte de 29 trabajadores de una mina de su propiedad en 2010; el antisemita y ‘defensor de los blancos’, Patrick Little, en San Diego. Aquí en Texas, la intolerancia es liderada por los antiinmigrantes Greg Abbott y Ted Cruz.

Sean electos o no, el discurso disociador de estos personajes, y de otros más en todo el país, han encontrado eco en numerosos movimientos sociales. La suerte del país y de la sociedad estadounidense dependerá de las urnas, de las elecciones de noviembre.