Un feroz empate


Pedro Albundia | 9/21/2017, midnight
Un feroz empate
PROTAGONISMO MUTUO. Los doce rounds que sostuvieron ‘Canelo’ y Golovkin fueron impresionantes y llenos de emoción. El empate es un resultado justo. |

Si alguien esperó una pelea con un KO como resultado final, no conoce a ‘Canelo’ ni a Golovkin ni tiene idea de lo que es el boxeo de verdad. La pelea del 16 de septiembre fue un dulce bálsamo para quienes somos amantes del deporte de los puños.

EL DATO

Golovkin esperó por la oportunidad de enfrentar a Álvarez durante casi dos años, tratando de protagonizar un combate de primera categoría para embolsar varios millones de dólares y establecerse como una figura capaz de generar ventas de ‘pay-per-view’. Álvarez finalmente aceptó, luego que Golovkin lució vulnerable al inicio de este año ante Daniel Jacobs, en una decisión que puso fin a su racha de 23 victorias seguidas por la vía del KO.

El combate fue refrescante porque, por ‘gracia’ del extenso reinado de Floyd Mayweather Jr., el boxeo fue un arte defensivo en su reinado. Las peleas más atractivas nos mostraban al campeón vigente, al invicto, ganando sus peleas con una estrategia de ‘hit-and-run’. Es válido, pero los espectadores, los que pagamos entradas o pay-per-view, queríamos más. Queríamos contacto y puñete. Rectos, ‘crochets’, ganchos, ‘uppercuts’. Queríamos entrega. Riesgo. Y todo eso nos regalaron el peleador mexicano y el kazajo. Doce ‘rounds’ de alta tensión. No es exagerado decir que ésta fue la pelea del año.

Para destacar: el juego de cintura y piernas del ‘Canelo’ Álvarez, y mucho coraje. Del otro lado, los ‘jabs’ y la actitud ‘hacia adelante’ de Golovkin. Ninguno tuvo miedo del poder del otro. Ambos se mostraron dispuestos a demostrar su capacidad de asimilación y de agresión.

Ambos intercambiaron ganchos y ‘uppercuts’ de gran poder. Ambos negaban el dolor en una batalla que también fue psicológica, tanto dentro como fuera del ring: la audiencia festejó con vigor cada golpe y pifió a favor de su querencia.

‘Canelo’ acabó el pleito cansado, pero de pie, y conectando puños a diestra y siniestra. Lo entregó todo. Igual Golovkin, una fiera cazadora de rostros. Dos titanes que demostraron que el boxeo está vivo. Dos fieras que tienen algunos años más para dominar los cuadriláteros. El abrazo fraterno al final de la pelea demuestra que la vibra entre ambos boxeadores fue buena. La crítica y los televidentes entendidos aceptaron el fallo salomónico como corresponde: con satisfacción, porque habrá revancha, lo que significa más deporte, más expectativa, más negocio. Más emoción.

Hace mucho el boxeo no estaba a la altura de su propio nombre. Lo esencialmente boxístico no es otra cosa que el enfrentamiento entre pares, con recursos comparables, en buena contienda. Todo lo que involucra una pugna que reúne estas calidades es lícito y celebrado por el público. Un combate como el que protagonizaron ‘Canelo’ y Golovkin eleva la violencia a la categoría de ‘arte dramático’. Solo el boxeo puro puede hacer eso y tocar esas alturas. Este periodista se inclinará siempre por los nuestros. Y el ‘Canelo’ es nuestro, es representante del pugilismo latino. Sin embargo, simpatizar con él o apoyarlo es, por supuesto, una cuestión de gusto y percepción.

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