Aunque no quieras admitirlo, mujer, sabes que tu pareja miente de vez en cuando.

Las frases ‘No fui a la reunión’, ‘salí con mis amigos’, ‘no pude llamarte’, son casi siempre mentira.

Muchas parejas recurren a esta ‘mentiras blancas’ para llevar la fiesta en paz entre los dos. Sin embargo, mentir por hechos sin importancia son la prueba de una relación poco sana.

Esas mentiras de índole doméstico, o de temas poco trascendentales, ocurren en una relación dominante, donde uno de los involucrados miente para evitar la molestia de la pareja o para ocultar sus errores por miedo a perder al otro. Eso, evidentemente, no es sano.

Lo mejor es decir las cosas como son, porque si se necesita mentir para justificar actividades en las que no deseamos a la pareja, entonces algo serio está pasando. Descubrir una mentira, por más ‘pequeña’ o ‘inocente’ que sea, siempre es doloroso y decepcionante.