Los imparables Warriors


Agencias / Cortesía | 6/22/2017, midnight
Los imparables Warriors
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Esta vez la premisa histórica de la Liga no se cumplió. En teoría, en la NBA no debería acontecer lo que suele ocurrir con la mayoría de los campeonatos de fútbol en el mundo, en donde uno o dos equipos reúnen a las grandes estrellas del deporte en una misma plantilla y arrasa con todas las copas. En contraparte, el basquetbol estadounidense propone la distribución de talentos entre las instituciones para así asegurar un torneo más competitivo. Allí radica la dificultad en que alguna franquicia sea exitosa a lo largo del tiempo y llegue a convertirse en dinastía.

El reparto equitativo de las ganancias y el hecho de que los mejores no sean oligopolio de solo algunas escuadras le confiere a la NBA una dosis de atractivo suspenso que los fanáticos retribuyen asistiendo masivamente a cualquier partido de la competencia.

Pero en esta temporada sucedió algo anormal. En el 2016, antes de que se inicie la temporada y tras conocerse el fichaje de Durant a los Warriors, ya todos sabíamos que los de Golden State sumarían un anillo más a su palmarés. Stephen Curry, Kevin Durant, Draymond Green y Klay Thompson conforman un póker superlativo dentro de una Liga pareja: cuatro campeones olímpicos, cuatro ‘All-Star Game’, cuatro fuentes permanentes de anotación. Además, por si fuera poco, los californianos poseen una banca que suma puntos y otorga variantes. Los Warriors han sido un equipo múltiple donde todos anotan, todos defienden y casi todos están capacitados para convertir de a tres puntos. Tantos astros juntos forman, habitualmente, una constelación arrolladora.

Otro factor determinante para el campeonato de los Warriors es el trabajo de Steve ‘Wyatt Earp’ Kerr, cinco veces ganador de la NBA como jugador y dos más como entrenador. Kerr ha sabido darle libertad a sus dirigidos para que desplieguen su talento sin esquematizarse en los sistemas tácticos de funcionamiento. Kerr ha conseguido también que jugadores como Andre Iguodala o David West entiendan su rol dentro del equipo, aceptando que los mayores elogios recaigan sobre Curry o Durant.

Stephen Curry merece un reconocimiento aparte. Lejos de incomodarse por el arribo de otra megaestrella como Kevin Durant, lo cobijó y en las finales hasta le cedió protagonismo en pro del éxito del equipo. La grandeza real de un deportista se mide no solo por su rendimiento, sino por sus actitudes.

Los Golden State Warriors de Oakland (California) fueron los mejores en la temporada regular y también en la postemporada, donde consiguieron imponerse en 15 de los 16 partidos que disputaron.