El infierno de las cárceles mexicanas


Agencias / Cortesía | 6/15/2017, 10:15 a.m.
El infierno de las cárceles  mexicanas
Cárceles |

Criminalidad en estado puro. Motines, asesinatos, fugas, violencia: la crisis que viven las cárceles de México desde hace años está lejos de solucionarse por el hacinamiento, los tentáculos de las bandas criminales entre rejas y la corrupción de las autoridades.

EL DATO

Casi el 50% de los reos en prisiones federales y el 30% en penales estatales están detenidos de forma preventiva, a la espera de un juicio y una sentencia. En muchos casos, esperan castigos por delitos menores, como robos sin violencia.

En el último año se logró reducir la población carcelaria en 30,000 personas, pero el 58% de los actuales 216,831 reos viven hacinados. Esto significa que más de un tercio de las 375 cárceles del país están sobrepoblados.

El Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha insistido en su intención de enfrentar este problema endémico con más infraestructuras, equipamientos, aumentando los salarios y reforzando la capacitación del personal.

En varias cárceles, las bandas criminales terminan imponiendo su autogobierno y mantienen sus rivalidades, originando riñas, motines, fugas y asesinatos. Este año se han registrado balaceras, incendios y hasta el escape de 29 reos en varias prisiones de Tamaulipas.

De Sinaloa huyó el hijo de Juan José Esparragoza, uno de los fundadores del poderoso cártel de Sinaloa.

Las redes sociales han hervido en las últimas semanas con las imágenes de una ‘narcofiesta’ en una cárcel de Jalisco (oeste), donde decenas de presos toman alcohol, comen y disfrutan de un concierto en directo, y con un video de reos maltratados y obligados a limpiar vestidos con ropa interior femenina. Además, en la memoria del público están las dos espectaculares huidas en 2001 y 2015 de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, uno de los mayores narcotraficantes del mundo, y la masacre del año pasado en la cárcel de Topo Chico (Nuevo León), que dejó 49 muertos por una pelea.

En junio de 2016, el Congreso mexicano aprobó una ley de sanciones penales que, además de la prisión, prevé otras penas como la reparación de daños o trabajos comunitarios.

La norma busca lograr la reinserción social de los delincuentes y despresurizar las cárceles, pero su proceso de implementación avanza lentamente. Las organizaciones civiles, por su lado, están preocupadas porque la sociedad no ha sido educada para aceptar a quien ha estado preso.

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